ESTADOS UNIDOS, 2025
Dirección: Darren Aronovsky
Guion: Charlie Huston. Libro: Charlie Huston. Fotografia: Matthew Libatique. Música: Rob Simonsen. Producción: Protozoa Pictures. Productor: Darren Aronofsky, Ari Handel. Elenco: Austin Butler. Zoë Kravitz. Matt Smith. Regina King. Liev Schrieber, Vincent D’Onofrio.
Duración: 109 minutos
Nueva York, años 90. Hank Thompson (Austin Butler) era un fenómeno del béisbol en el instituto que ya no puede seguir jugando, pero todo lo demás le va bien. Tiene una novia estupenda (Zoë Kravitz), es camarero en un antro en Nueva York y su equipo favorito está sorprendentemente luchando por el campeonato. Cuando su vecino punki Russ (Matt Smith) le pide que cuide de su gato durante unos días, Hank se encuentra atrapado en medio de un variopinto grupo de gangsters amenazantes. Todos quieren algo de él; el problema es que él no sabe por qué.
La nueva película de Darren Aronofsky (Pi, Réquiem para un sueño, El cisne negro, La ballena) es con toda deliberación, heterogénea: la comedia absurda y surrealista se mezcla con el drama trágico e introspectivo del protagonista. Hay escenas donde la seriedad y el chiste, o la violencia y la sensibilidad, se intercalan segundo a segundo.
Esa heterogeneidad tiene un sentido: todos estos elementos apuntan a los traumas y miedos que todos padecemos, y la manera de enfrentarlos y superarlos. Hank lleva una vida aferrada al pasado y a una equivocación fatal; su pasado forma parte de su día a día y de su personalidad. Su gorra y su cariño por ella simbolizan esa conexión, como si el personaje todavía viviera en ese pasado idílico y en las esperanzas y aspiraciones que tenía entonces.
Si algo sabe obtener Aronofsky es actuaciones fuertes de su elenco, y esta no es la excepción. Austin Butler es excelente. El actor usa su rebosante carisma como mecanismo de defensa de su personaje ante los infortunios que ha vivido. Cada vez que hay una situación complicada o una pregunta difícil, Hank lo evade con humor y encanto, pero Butler nos deja ver cómo detrás de su sonrisa y espíritu alegre en realidad se esconden muchos demonios. Es acompañado de Regina King, quien logra hacer a la Detective Roman un personaje gracioso pero también enigmático, y de Zoë Kravitz, cuya química con Butler es clave para varios de los giros de la historia.
El editor Andrew Weisblum, mantiene el ritmo frenético y movido, no solamente durante las persecuciones o peleas; toda la película avanza sin parar, de una acción a otra, sin mucho tiempo de descanso, muy de acuerdo con la espiral de caos en la que el personaje se ve envuelto, la cual no hace más que intensificarse. Junto con la fotografía de Matthew Libatique, ello contribuye a la creación de ciertas secuencias que generan paralelismos visuales con algunos flashbacks de Hank, de tal forma que se sienta la catarsis o crisis del protagonista con mayor intensidad.
Entre chistes sangrientos, balazos, muertes repentinas y persecuciones, Atrapado robando funciona como una comedia negra pensada para disfrutarse en la gran pantalla. Pero Aronofsky no se olvida de sus obsesiones: el dolor físico como metáfora del alma, la religión y la fe como pesos inevitables, y la idea de que el destino nunca deja de marcar a sus personajes.