URSS, 1936
Dirección: Efim Dzigan
Con Vasiliy Zaychikov, Georgi Bushuyev, Nikolay Ivakin, Oleg Zhakov
Duración: 88 minutos
El título refiere a una base naval próxima a Petrogrado, cuyos marineros se alzaron en heroica defensa de la posición soviética durante al avance del ejército blanco en 1919. En el libro Kino, esencial historia del cine soviético, el autor Jay Leyda dice que el film es uno de los pocos realizados durante el apogeo del “realismo socialista” que lograron evitar el naturalismo en busca de una estética de orden poético. Al parecer, fue la colaboración del director Dzigan con el escritor Vsevolod Vishnevsky (autor de, por ejemplo Una tragedia optimista) lo que proporcionó esa libertad a la producción, no sólo porque Vishnevsky era una figura del suficiente prestigio y peso político como para flexibilizar los mandatos estéticos del stalinismo sino porque además había sido marino en la flota del Báltico en los tiempos que evoca el film. Además, al celebrar la rebelión de los marinos de Kronstadt de 1919 a favor del poder soviético, la película opacaba simultáneamente la otra rebelión que la misma guarnición de Kronstadt había protagonizado en 1921, esta vez en contra del poder soviético. La posible moraleja es que los marineros rusos ni siquiera necesitan estar arriba de un barco para rebelarse.
El centenario de El acorazado Potemkin sirve de excusa en esta oportunidad para revisar otras formas de la rebelión náutica que se han dado en la historia del cine. En esta selección, que prioriza films poco vistos, se encontrarán otros marineros rebeldes, motines protagonizados por esclavos pero también por esclavistas, alzamientos reales y ficticios, rebeliones llevadas adelante por oficiales...