Estados Unidos, 1915
Dirección: David Wark Griffith
Con Lillian Gish, Mae Marsh, Henry B. Walthall.
Duración: 190 minutos
Los muchachos del Ku Klux Klan son retratados como unos héroes pero con este polémico film y ya en 1915 Griffith inventó o consolidó prácticamente todos los recursos expresivos del cine. ¿Qué hacer con una película que resulta difícil de soportar, pero que su manejo del lenguaje cinematográfico es una maravilla? Como historia y como idea es por lo menos tan discutible como Octubre de Eisenstein y El triunfo de la voluntad de Leni Riefenstahl, dos obras maestras del cine de propaganda. Como cine es superior a cualquiera de las dos, pero hoy solo se la puede ver en cinematecas y otros lugares de mala fama.
Los censores son unos tipos muy particulares, esforzados paladines de la moral, las buenas costumbres o lo que ellos creen que está bien, que se someten a la ingrata tarea de leer libros o ver películas en las que puede haber elementos que dañen al prójimo. Por alguna razón misteriosa, creen que esas obras malignas no los dañan a ellos, y por lo tanto aceptan el riesgo de acceder a verlas para ...