España, 2024
Dirección: Pedro Almodóvar
Guión: Pedro Almodóvar, sobre novela de Sigrid Nunez. Fotografía: Eduard Grau. Música: Eduard Grau. Producción: El Deseo, Movistar Plus+. Elenco: Tilda Swinton, Julianne Moore, John Turturro, Alessandro Nivola
Duración: 106 minutos
La más reciente película de Pedro Almodóvar (y primera que rueda en inglés, dejando de lado un mediometraje de 2023, Extraña forma de vida, que era un western gay) arranca con un suceso fortuito que va a cambiar la vida de Ingrid (Julianne Moore). Con su último libro recién lanzado al mercado, coincide con alguien que le habla de Martha (Tilda Swinton), una vieja amiga aquejada de un cáncer de cérvix. Cuando acude a visitarla descubre que su estado se ha ido deteriorando poco a poco. De hecho, se ha estado preparando para el desenlace de su vida, en el que quiere seguir manteniendo el control. Martha le confiesa a Ingrid sus planes: quiere irse del mundo plácidamente en una casa que ha alquilado en el campo.
Martha se traslada a las afueras de Nueva York para mirar de frente a sus dolores y sonreírle a la muerte. En una pequeña casa de campo, las dos protagonistas estrecharán su vínculo a través de la
amistad, pero también del arte. Siempre bajo la paleta de colores de Almodóvar, donde los contrastes expresan el estado emocional de sus protagonistas, desde el verde de la esperanza al
carmesí de la muerte visibilizado en la puerta de la habitación de Swinton. Las dos mujeres leerán a Hemingway, verán Desde ahora y para siempre, la adaptación joyceana de John Huston, y reirán con las comedias de Buster Keaton mientras recuerdan escenas de su pasado.
Como sucede en las últimas películas de Almodóvar hay un tema central, la eutanasia, alrededor del que se despliegan otros hilos argumentales que abundan en algunos de los aspectos que más preocupan al manchego: el cambio climático, el auge de la extrema derecha, el fanatismo religioso, a su juicio coadyuvantes todos en el deterioro de la sociedad y el planeta mismo.
Cosa rara en Almodóvar, el director ha querido esta vez priorizar el “mensaje”, olvidando acaso la
afirmación de Hitchcock de que para mensajes estaba el telégrafo (entonces no existían las redes, claro). El director ha señalado: “Esta película está llena de mensajes que quería lanzar muy importantes para mí, como es el caso de la eutanasia. El personaje de Tilda Swinton toma una decisión y dice algo así como: “El cáncer no me alcanzará si yo llego antes”. Ella encontrará una forma de llevarlo a cabo (ilegal), pero es terrible porque, tanto a ella como a su amiga, que le ayudará en sus últimos días, las tratarán como a delincuentes. Y es algo que me parece inadmisible, porque cada uno es dueño de su propia existencia”.
Más allá de discusiones temáticas (ya se sabe que hay una larga polémica sobre la eutanasia) resulta difícil cuestionar el logro estilístico que es el film, siempre pendiente de un rojo brillante, los espacios luminosos, vibrantes de color y la serie de alusiones artísticas directas que van de Joyce a Keaton o Edward Hopper, eterno referente. Hay planos que son auténticos cuadros en movimiento y composiciones que merecen ser enmarcadas, un puro deleite visual. Y por supuesto están sus actrices: cualquier película que cuente en su elenco con Julianne Moore y Tilda Swinton suma un asterisco más. León de Oro a mejor película en el festival de Venecia 2024.