URSS, 1925
Dirección: Sergei M. Eisenstein
Con Aleksandr Antonov, Grigori Aleksandrov, Vladimir Barski, Mikhail Gomarov, Anton Levkin, Repnikova, Ivan Bobrov, Maroussov, Maxim Strauch
Duración: 73 minutos
No hay nada que pueda decirse que no hay sido ya dicho sobre este clásico del cine que este año cumple un siglo. Fue la expresión más famosa de las indagaciones de toda una generación de jóvenes cineastas soviéticos, que querían alcanzar un cine narrativamente nuevo como nueva era la sociedad que acababan de fundar derrocando al zarismo. Estudiando a Griffith llevaron el cine a un nivel narrativo superior mediante ideas revolucionarias respecto al montaje, que incluso trascendieron su inicial motivación ideológica para influir, por ejemplo, en el cine de acción contemporáneo. Eisenstein en particular, que parece haberlo pensado todo, desarrolló en Potemkin ideas propias que ya había esbozado en su anterior Huelga: el protagonismo debía ser colectivo y todos los recursos del montaje debían orientarse a expresar ese cine de masas. En 1905 hubo efectivamente una rebelión en un acorazado llamado Potemkin, que fue rápidamente reprimida por los cosacos del zar. No hay imágenes de ese episodio. Eisenstein inventó las suyas, las articuló con un proyecto político transformador, les dio sentido épico y de paso le proporcionó al cine uno de sus iconos más perdurables. Se exhibirá en una magnífica copia de 35mm. conservada en el Archivo de Cinemateca.
El centenario de El acorazado Potemkin sirve de excusa en esta oportunidad para revisar otras formas de la rebelión náutica que se han dado en la historia del cine. En esta selección, que prioriza films poco vistos, se encontrarán otros marineros rebeldes, motines protagonizados por esclavos pero también por esclavistas, alzamientos reales y ficticios, rebeliones llevadas adelante por oficiales...