7° Festival de Cine a Pedal

25 de noviembre del 2019

VII Festival de Cine a Pedal
Parque Rodó
6, 7 y 8 de diciembre
Cuando cae el sol, a las 19.45 hs.
Sobre Av. Sarmiento
Entrada libre y gratuita

Este año, el Cine a Pedal regresa al predio del Parque Rodó donde tuvo su primera edición hace siete años, celebrando la creación de las primeras ciclovías en la zona. Quienes nos acompañaron en las distintas ediciones, recordarán entrañables personajes animados como la tía Hilda, que recorrió las pantallas del cine a Pedal en su bicicleta luchando contra los organismos genéticamente modificados o Dilili, una carismática niña que transitaba en su triciclo por las calles del París de la Belle Époque para desentrañar un complicado misterio. O retendrán en sus retinas escenas de antología de la comedia de Buster Keaton conduciendo una bicicleta sin pedales y sin sillín, y las de clásicos como Cinema Paradiso, Ladrones de bicicletas, el cartero de Neruda o la mismísima Tilda Swinton recorriendo el muro de Berlín antes y después de su caída.
En las cálidas noches del Cine a Pedal, hemos visto a una familia sobrevivir en Tokio sin electricidad gracias a sus bicicletas. Hemos repasado la cultura y la historia de la bicicleta desde sus orígenes victorianos hasta nuestros días mediante testimonios de ciclistas, científicos sociales, y usuarios de las bicis en general. Hemos celebrado con imágenes la independencia de andar en los birodados en contraposición a la dependencia de los derivados del petróleo, hemos dado visibilidad a la vulnerabilidad de los ciclistas en la ciudad y hemos reflexionado de la mano de películas como Bikes vs. Cars sobre la eterna lucha entre bicis y autos.
En total han sido más de 50 films de distintas partes del mundo con el común denominador de las bicicletas como elemento crucial en sus narrativas. Bicicletas con una presencia singular y entrañable, que en algunos casos se configuran como una poderosa herramienta de cambio y nos invitan a reflexionar colectivamente sobre la contribución social de andar en bicicleta. El Cine a Pedal que en estos siete años se ha perfilado como la salida de Cinemateca a la calle, regresa al predio del Parque Rodó (frente a la Rueda Gigante) para reunir una vez más a los espectadores entorno a su pantalla e invitarlos a pedalear y disfrutar del cine al aire libre. Una plataforma de 22 bicicletas alimentará los proyectores para pasar las películas que todos estaremos mirando. El sistema será de postas, de modo que los ciclistas irán rotando y todo el que quiera pedalear para ser fuente de energía, puede participar.
Los esperamos los días viernes 6, sábado 7 y domingo 8 de diciembre sobre Av. Sarmiento. Estamos seguros de que el futuro viaja en bicicleta. Vení a pedalear.

Viernes 6 de diciembre
MI TÍO
(Mon oncle). Francia 1958. Dir: Jacques Tati. Guión: Jacques Tati, Jacques Lagrange, Jean L'Hôte. Fotografía: Jean Bourgoin. Música: Franck Barcellini, Alain Romans. Producción: Gaumont/ Specta Films/ Gray-Film/ Alter Films. Elenco: Jacques Tati, Jean-Pierre Zola, Adrienne Servantie, Lucien Frégis, Betty Schneider, Jean-François Martial. 120 min. Éste fue en 1958 el tercer largometraje realizado por el humorista Jacques Tati, tras sus éxitos previos de Días de fiesta y (especialmente) Las vacaciones del señor Hulot. A estas alturas Tati era ya un autor completo, con una personal visión del mundo y un claro dominio del instrumento cinematográfico. Cualidades que reaparecerían en esta comedia que retoma al personaje de Hulot y lo enfrenta a algunos fastidios de la vida moderna.
El principal objetivo de su sátira es la civilización de la máquina y el confort, de la deshumanización y el orden impuesto. Tati enarbola formas de vida más frescas y espontáneas, más humanas y comunicativas, simbolizadas por el viejo París que en su película parece estar desapareciendo ante los embates de “la piqueta fatal del progreso”. Buena parte del humor del film se apoya en la oposición entre el personaje protagónico, con su espíritu “de barrio” y su pizca de sentimentalismo que nunca se editorializa, y la casa ultramoderna de su hermana y su cuñado, donde los objetos que presuntamente deberían hacer más habitable el mundo, no siempre funcionan como se espera. La reivindicación de cierto anarquismo individualista teñido de una leve poesía, vincula a Tati con una tradición francesa como la que René Clair, quien también practicó la sátira y el humor visual.
Con ritmo apacible pero seguro, Tati arma su comedia apelando a recursos estrictamente visuales, con una inventiva que conoce pocos desfallecimientos. Su humor es deliberadamente controlado y calmo, con un lento armado para cada chiste que conduce a una culminación cuidadosamente calculada, cuya eficacia se apoya a menudo en la reiteración (el detalle del fósforo que se arroja varias veces por la ventanilla del auto, hasta que cerca del final hay una variante regocijante) y en una elaboración plástica donde objetos comunes adquieren de pronto un carácter insólito (las ventanas que se transforman en dos enormes ojos en medio de la noche). Menos redonda que Las vacaciones del señor Hulot (probablemente la obra maestra de Tati), el resultado exhibe empero la mano de un creador cómico de considerables dimensiones, capaz de garantizar una diversión inteligente que se prolonga cuando se la saborea en el recuerdo.

Sábado 7 de diciembre
BEYOND THE HORIZON
(Le milieu de l'horizon) Suiza/ España/ Bélgica; 2019. Dir.: Delphine Lehericey. Guión: Joanne Giger, Roland Buti. Fotografía: Christophe Beaucarne. Producción: Box Productions/ Entre Chien et Loup. Elenco: Clémence Poésy, Laetitia Casta, Fred Hotier, Patrick Descamps, Thibaut Evrard, Michaël Bier, Luc Bruchez, Guillaume Lemarre, Lisa Harder. 90 min. La acción se ubica hacia 1976, un verano infernal de sequía en toda Europa. En una modesta granja familiar, el hijo de 13 años advierte que el calor no solo está impactando en animales y campos, también afecta a los adultos que le rodean. Pronto dejará atrás toda la inocencia de la infancia.
Los cambios se desarrollan en unas semanas y en dos planos. Por un lado, el pater familias (Thibaut Evrard), aún vinculado visceralmente a la tierra, asiste al derrumbe de su mundo rural, sobre el cual planea el espectro de los beneficios y el capitalismo. Obligado a subirse al tren de la modernidad, el personaje emprende la crianza intensiva (para la época) de pollos, precipitando su caída y simbolizando la peligrosa desconexión entre el hombre y la naturaleza. El entorno campesino, que es un entorno de hombres, pierde poco a poco sus puntos de referencia: las mujeres están decididas a recuperar su libertad en todos los planos. La madre (Laetitia Casta) observa con creciente admiración el soplo de libertad que anima la vida de su amiga Cécile (Clémence Poesy).
La forma es muy clásica, pero la sustancia de la película, que adapta una novela de Roland Buti, no tanto. Su tema es la crónica de un momento bisagra de la historia reciente, que por un lado cuestiona los cimientos del patriarcado ante el impacto de la liberación femenina, pero por otro debe lidiar con un capitalismo avasallador que merece alguna discusión. La espléndida fotografía de Christophe Beaucarne transmite la pesadez de ese verano tropical, que saca a los personajes de sus refugios y los impulsa a renacer. La otra gran carta de la película es el joven Luc Bruchez, que aporta vulnerabilidad a su personaje, pero también fuerza y bondad. En The Hollywood Reporter, Neill Young la ha definido como “una historia iniciática rural que logra revigorizar un subgénero cinematográfico muy atiborrado”.
La directora Delphine Lehericey nació en Suiza en 1975 y se formó en el mundo del teatro. Inició su carrera cinematográfica en 2007 con el mediometraje Comme à Ostende. Su obra posterior incluye Puppy Love y esta Le Milieu de l’horizon, que le ha valido una considerable apreciación crítica, y que fue presentada en la sección Nuevos Directores de San Sebastián.

Domingo 8 de diciembre
DELFÍN
(Delfín) Argentina; 2019. Dir: Gaspar Scheuer. Guión: Gaspar Scheuer. Fotografía: Guillermo Saposnik. Música: Ezequiel Menalled. Producción: Tarea Fina. Elenco: Valentino Catania, Cristian Salguero, Paula Reca, Marcelo Subiotto. 92 min. La vida de Delfín no es sencilla. Vive con su padre que trabaja en la construcción, gana algún dinero extra como empleado de una panadería, y habita una casita muy humilde en un pueblito cercano a Junín. Hasta allí quiere viajar el pequeño protagonista, para probarse como músico en una orquesta juvenil que se está formando. No tiene dinero para el viaje, ni el instrumento (un corno francés) con el que practica en la escuela y que se niegan a prestárselo.
El director Scheuer, que se ha desempeñado también como sonidista y está aquí a la altura de su tercer largo como director luego de El desierto negro y Samurai, observa con sensibilidad las relaciones de afecto entre padre e hijo, y las solidaridades que podrán encontrar ambos por separado. Su cine es austero pero no frío ni distante. Contempla a sus personajes con cariño y entereza, y logra que surjan, complejos y humanos, ante el espectador. Su formación técnica asoma en el esmero con que trabaja la banda sonora, pero ese no es el único mérito de la película. La elaboración de la imagen y el manejo de los actores (el niño Valentino Catania, Cristian Salguero como su padre) son también elementos a destacar en esta película al mismo tiempo entretenida y conmovedora. Alejandro Lingenti, en el diario La Nación de Buenos Aires se ha referido a ella como "una película sensible cuyas resonancias reproducen las de ese singular instrumento, capaz de emitir tanto sonidos suaves y dulces como ásperos y duros." Juan Pablo Cinelli, por su parte, ha sostenido en Página 12 que "la combinación de un costumbrismo cándido con una fantasía estilo Giuseppe Tornatore produce algo que podría llegar a definirse como realismo mágico ma non tropo". Josefina Sartora, de Otroscines, es aún más entusiasta: "Bella y cristalina fábula infantil que remite en su esencia a lo mejor del cine iraní", señala.

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