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Dolor y gloria

España, 2019

Dirección: Pedro Almodóvar

Guión: Pedro Almodóvar. Fotografía: José Luis Alcaine. Música: Alberto Iglesias. Producción: El Deseo. Elenco: Antonio Banderas, Asier Etxeandia, Penélope Cruz, Leonardo Sbaraglia,Julieta Serrano, Nora Navas, Asier Flores, César Vicente, Raúl Arévalo,Neus Alborch, Cecilia Roth, Pedro Casablanc, Susi Sánchez, Eva Martín,Julián López, Rosalía, Francisca Horcajo.

Duración: 108 minutos

Es probablemente la película más personal de Pedro Almodóvar, la que contiene más elementos autobiográficos, y no en vano hay quien ha dicho que se trataba del 8 y medio del cineasta español. Yendo más allá se ha hablado también de la culminación de una trilogía con abundantes referencias personales que también incluiría sus previas La ley del deseo (1986) y La mala educación (2004).

Como Marcelo Mastroianni en la película de Fellini, este Salvador Mallo interpretado competentemente por Antonio Banderas es un cineasta en crisis. Está harto de todo, y sus dolencias físicas y psíquicas le tienen alejado hasta del cine. Convertido casi en un ermitaño, recluido en su particular universo, no quiere saber nada del mundo. Pero un buen día, algo sucede, y poco a poco irá recuperando los recuerdos de toda su vida.

Hay en el retrato del personaje y su peripecia referencias y temas recurrentes en la obra previa de Almodóvar (la homosexualidad, la relación con su madre) que otras veces han aparecido desparramadas entre varios personajes y que aquí se personalizan mucho más en el protagonista. Al igual de lo que ocurría con Fellini, no hay que caer en la trampa de creer que estamos ante un autobiopic apenas disimulado: como buen creador, Almodóvar combina elementos de su vida y su carácter con evidentes ficciones. A veces es difícil distinguir los dos planos, y alguien ha rememorado al respecto el célebre título del libro en que Mario Vargas Llosa recopiló una serie de notas sobre novelas y novelistas: La verdad de las mentiras. Hay que poder cuestionar la famosa tesis de Godard de que el cine es “la verdad 24 cuadros por segundo”. El cine de ficción, al menos, puede ser exactamente lo contrario: la mentira permanente. Solo que cuando es bueno, como todo en el arte, es una mentira que nos ayuda a entender la verdad.

Ergo, esto no es una película sobre la vida de Almodóvar, sino un repaso de sus reflexiones, sus posturas, su modo de ver la vida, el amor, la amistad, el arte, el cine o la cultura. Y es también un reencuentro con el mejor Almodóvar, a quien se había visto bastante desganado en sus últimas películas, con un nadir en la mediocre Los amantes pasajeros. Esta vez logra un producto cinematográfico realmente atrayente, que entrelaza varias historias logrando un adecuado arco dramático para todas ellas, haciendo que unas comenten a otras, y cruzando con frecuencia la frontera entre la comedia y el drama sin desbarrancarse para uno de los lados. El equilibrio entre el humor y la emoción no es sencillo, y Almodóvar lo logra aquí casi siempre.

Los críticos, que han desconfiado con razón del Almodóvar más reciente, parecen haberse reconciliado con él por esta película. Premio en Cannes como actor para Antonio Banderas, sobre lo que ha opinado en La Voz de Galicia el crítico José Luis Losa: “Entusiasma el premio como mejor actor Antonio Banderas, en su exquisita reelaboración de Almodóvar en la pantalla logra de una de esas creaciones de secreta alquimia y de valor imposible de evaluar, ya que se mete ya no en la piel o en la gestualidad de la figura real -tarea más superficial-, sino en su misma alma. Con toda la relevancia que Banderas posee en el panorama internacional, toda su carrera está desnuda de reconocimientos de relieve. Y el único Goya que posee es de carácter honorario. Por ello, asiste a este premio en Cannes un doble impulso de justicia poética”.

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