Reino Unido, Estados Unidos, Países Bajos, 1997
Dirección: Marleen Gorris
Guión: Eileen Watkins, sobre novela de Virginia Woolf. Fotografía: Sue Gibson. Música: Ilona Sekakz. Producción: First Look Studios, Bergen Film & TV, Newmarket Capital Group, BBC Film, NPS Televisie, Netherlands Film Fund. Elenco: Vanessa Redgrave, Michael Kitchen, Alan Cox.
Duración: 100 minutos
La heroína de la película reflexiona sobre el hecho de que casi todo el mundo la considera "la señora Dalloway", pensando: “Ya ni siquiera eres Clarissa”. En el pasado se vio tentada por dos decisiones atrevidas. Peter habría sido un riesgo, era peligroso y vivaz. Aún más peligrosa era Sally, con quien el flirteo amenazaba volverse algo que ella no estaba dispuesta a nombrar. Clarissa decidió casarse con el sano e inofensivo Richard Dalloway, de quien el joven Peter decía con desdén: “Es un tonto, un tonto aburrido y sin imaginación”.
Han pasado muchos años y la señora Dalloway da una fiesta. El catering la ha ocupado desde el amanecer, el día es precioso y ella camina por Hyde Park para encargarse ella misma de comprar las flores. Así comenzaba la famosa novela de Virginia Woolf, que seguía a Clarissa Dalloway durante un día, utilizando la nueva técnica del monólogo interior con la que también estaba experimentando James Joyce.
La novela se centra principalmente en la mente de Clarissa, con insinuaciones que impactan otras mentes. Y si bien la película no puede lograr eso, utiliza una narración en off para dar a conocer los pensamientos que Clarissa jamás comparte con nadie. Para el mundo, ella es una respetable londinense de unos sesenta años, esposa de un funcionario del gabinete. Para el espectador, es una mujer que siempre se preguntará qué podría haber sido.
A Vanessa Redgrave le gustó tanto la novela que encargó este guion a Eileen Atkins, actriz que ha participado en numerosas obras teatrales con influencias de Woolf. Redgrave, por supuesto, parece lo opuesto a una mujer como Clarissa Dalloway, pero posee el suficiente coraje y el suficiente talento como para asumir el reto. A medida que la película avanza hay flashbacks de veranos lejanos, cuando el joven Peter (Alex Cox) cortejaba a la joven Clarissa (Natasha McElhone), y la joven Sally (Lena Headley) quizá también la cortejaba a ella, aunque la película es más cautelosa al respecto que la novela. Pero Peter y Sally no pertenecen solamente al pasado. Ambos aparecen ese día.
En la mediana edad, Peter (Michael Kitchen) es bastante patético, recién regresado de lo que parece haber sido un romance y una carrera fallidos en la India. Y Sally (Sarah Bade) es ahora la distinguida Lady Rossiter. Hay una escena maravillosa en la que Peter y Sally encuentran un rincón tranquilo de la fiesta, y él le dice de Clarissa: “La amé una vez, y eso me acompañó toda la vida, y me inspiró cada día”. Sally asiente, guardándose sus pensamientos. Deducimos que acaso ella piensa lo mismo.
Hay otro personaje crucial en la película. Se trata de Septimus Warren Smith (Rupert Davies), quien en una de las primeras escenas observa cómo un amigo es volado por los aires en la tierra de nadie de las trincheras en Francia. Han pasado cinco años o más, pero sufre de neurosis de guerra y tiene un ataque de pánico fuera de una tienda donde Clarissa se detiene. Ella lo ve, y aunque nunca se conocen, hay un vínculo entre ellos: ambos han visto bajo la superficie de la tranquilidad de la vida, la posibilidad de que nada aceche debajo. Woolf sugiere que la Primera Guerra Mundial desató horrores que envenenaron todos los niveles de la sociedad.
El subtexto de la historia es el suicidio. Woolf se pregunta qué sentido tienen las decisiones de Clarissa y Septimus de seguir viviendo las vidas que han superado. Un sutil motivo a lo largo de la película es la omnipresencia de rejas afiladas: púas, como la vida, en las que uno podría ser empalado.
No son las dos únicas grandes novelas publicadas en 1925, pero, sin lugar a dudas son las más importantes.
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