Estados Unidos, 1938
Dirección: John Ford
Con Richard Greene, Preston Foster, George Bancroft, Slim Summerville, John Carradine, Elisha Cook, Jr., Ward Bond, J. Farrell MacDonald.
Duración: 90 minutos
Hay varias líneas argumentales simultáneas en este film: el joven millonario que llega a la armada con ínfulas aristocráticas, su amor por una muchacha humilde, el capitán humillado por alguna razón imprecisa, etc etc. Bien mirado, cada uno de los muchos personajes que pueblan el film tiene una historia detrás, más o menos importante. De todos ellos se sabe algo que es de orden narrativo porque lo define en el presente del film. Lo que verdaderamente importa -y esto lo vuelve inequívocamente fordiano- es la fantasía de la armada como gran niveladora de toda condición humana. Para estos hombres, para todos ellos, ese navío cascoteado que comparten es su territorio, su Nación. A diferencia de mucho Ford posterior, en este film las ceremonias se postergan. Pero el humor en las caracterizaciones, las réplicas y los rostros es una constante.
A diferencia de otros colegas suyos, John Ford (1894-1973) nunca contribuyó a la configuración de su propia leyenda. En las entrevistas que le hicieron se muestra lacónico, pragmático y hasta llega a decir que algunas películas que hizo nunca las vio. Jamás se puso a hablar de su vocación de poeta, del estilo visual que desplegó con absoluta coherencia desde sus primeros films, de su oído para ...