España, Francia, 2024
Dirección: Jonás Trueba
Con Itsaso Arana, Vito Sanz, Fernando Trueba, Jon Viar, Andrés Gertrúdix, Francesco Carril, Isabelle Stoffel
Duración: 112 minutos
Jonás Trueba fue con Volveréis, en su participación en la pasada Quincena de los Autores, la más visible presencia de ficción en español en Cannes 2024. Allí obtuvo el Premio Label a la mejor película europea de esta sección. Recae este reconocimiento en una obra que subraya la maduración creativa del director madrileño. No teman, no supone esto caer en cánones ni en gustos académicos. Muy al contrario, Volveréis se respira como el Trueba más liberado de ligazones o influencias. Para quienes citan a Bergman, dónde se habrá visto que el cineurgo sueco abordara en su extensa filmografía la ruptura sentimental como una causa de intencionada celebración. Decía el escritor alemán Botho Strauss «No hay ningún fracaso, ni la enfermedad, ni la ruina profesional o económica, que tenga un eco tan cruel y profundo en el subconsciente como un divorcio. Penetra hasta el núcleo de la angustia, resucitándola. La herida provocada es más profunda que toda una vida».Pues bien: esta cita encabezaba el filme Infiel, que Bergman guionizó y que representaba de manera nada desmedida lo que el director tuvo como uno de los leit-motivs de su cine. Pues bien, en ese sentido, Volveréis se sitúa en los antípodas de la máxima de Strauss (y de Bergman).
La pareja protagonista de la película de Trueba ha decidido separarse. Y además ha tomado la determinación de que esa ruptura debe ser concelebrada de manera festiva.La idea original y brillante de este ritual heterodoxo procede, en la vida real de Fernando Trueba. Y es por eso muy justo que en este juego de metaficciones Fernando acceda a participar como actor en Volveréis, en la que su presencia está cargada de poderosa afinidad con lo que allí se cuenta. O cómo si él fuera, de alguna forma, el pagano inventor de esa hermosa quiebra de las convenciones que supone entender el fin de una relación como algo para compartir y a lo que se da apariencia externa de comicidad.
Porque Volveréis es una comedia. Lo es a su manera, porque en la musicalidad interna del film o en sus líneas soterradas y agridulces se sabe de lo que se habla es de una historia sobre el (des)amor y sus instrucciones de uso. Itsaso Arana y Vito Sanz, cuyo compromiso y complicidad con la manera de entender el cine del director madrileño llegan aquí a su participación activa en el guión de Volveréis, hacen mucho bien a la historia y a su sentido de la veracidad.
De manera que, para desmentir mucho de lo dicho sobre la película tras su exitoso estreno en Cannes, no hay ni rastro de Bergman. Es una (muy singular) comedia, pero tampoco es la primera comedia de Jonás Trueba, aunque sí la que alcanza el más preciso de los equilibrios. Y no, ni muy rohmeriana ni “muy francesa”. Siendo Jonás tan libre en su cine y con tanta crítica empeñada en encasillarlo. Volveréis es internacionalista porque de lo que habla es de expresar emociones cálidas y valorar el amor ajeno al narcisismo, todo en este tiempo universal donde ha irrumpido el odio.