Bajo el ardiente sol griego, los animadores de un complejo turístico isleño all inclusive se preparan para la ajetreada temporada turística. Kalia es la líder del grupo. Decoraciones de papel, trajes brillantes y espectáculos de baile llenarán el escenario. Así es como este grupo de animadores pasará un verano cada vez más salvaje trabajando en el Hotel Mirage.
Este segundo largometraje de Sofia Exarchou, analiza con sensibilidad el lado oculto de la industria del entretenimiento turístico y la vida cotidiana de quienes se esfuerzan por mantenerlo en pie, los animadores. Su esfuerzo desenfrenado y sus agotadoras horas de trabajo transforman sus cuerpos en los de animales salvajes, mientras luchan día y noche por hacer su trabajo, siempre con una sonrisa en los labios. La película está ambientada en Grecia, pero podría desarrollarse en cualquier lugar. Con ternura y compasión, Exarchou arrastra a su público a un mundo aburrido y marchito detrás de escena. La rutina de trabajo de los animadores se describe con una autenticidad cautivadora y un toque documental, incluso cuando cada movimiento está perfectamente coreografiado y meticulosamente planificado, atrapando al espectador en un torbellino de entretenimiento interminable (bailes, sketches, música y canciones) antes de que la película se convierta en una conmovedora historia sobre hacerse mayor. Hay alegría en el ambiente de la película, así como un sentido liberador de dignidad en la dedicación de todos para llevar a cabo este duro trabajo lo mejor que pueden.
Sofia Exarchou reconoce que en una primera instancia, para el título del film, pensó que la palabra clave era “ánima”, alma en latín, porque las animadoras son el alma de esos establecimientos turísticos, las que animan el tiempo de ocio de los huéspedes y las que les transmiten su energía. La realizadora se dio cuenta de que con solo con añadir la ‘l’ final al título todo cambiaba y el mensaje resultaba elocuente: reflejaba la atmósfera y la violencia intrínseca que rodea ese ambiente. El guión, firmado por la propia Sofia Exarchou, es tan perfecto como valiente, tan atrevido como lúcido, tan extremo como tierno, una maravilla que logra desde el primer minuto que se empatice con sus personajes, que duela lo que les duele y que uno se sienta tan perdido como ellos.
El film se centra en la bailarina principal del grupo de animadores, Kalia. Una chica sin vida por dedicarse a lo que se dedica, sin objetivos, sin destino, sin ilusiones, sin familia, sin nada de nada. Kalia vive al límite porque su biografía está acabada antes de tiempo. Premiada como Mejor Actuación en Locarno, Dimitra Vlagopoulou habita en cuerpo y alma a esa protagonista, iluminando cada plano con su presencia incomparable.