Esta película no pierde el tiempo en encontrar un ritmo inmediato que solo se detiene ocasionalmente para recuperar el aliento. Comienza sorprendentemente en la víspera de Año Nuevo, cerca de la medianoche, cuando multitudes de inocentes asisten a la fiesta en Baltimore para disfrutar de los fuegos artificiales y son repentinamente masacrados en jacuzzis, ascensores, salones de cócteles con ventanas de vidrio y en la calle. Un salvaje asesino en serie anda suelto y mientras las bajas se multiplican, las intuiciones de una policía novata llamada Eleanor Falco (Shailene Woodley) atraen la atención de un experimentado agente especial del FBI llamado Geoffrey Lammark (Ben Mendelsohn) de la oficina regional de Maryland para encontrar y atrapar al terrorista anónimo.
Una de las apuestas del director argentino Damián Szifron (Los simuladores, El fondo del mar, Tiempo de valientes, Relatos salvajes), colibretista junto a Jonathan Wakeham, es jugar al contraste de caracteres entre sus dos investigadores. Lammark es exigente y duro como una roca. También es secretamente gay. Eleanor no tiene experiencia, la violencia le produce náuseas, pero carga con un pasado psicológico problemático con cicatrices en las muñecas para probarlo. Como enlace entre el FBI y el departamento de policía de Baltimore, la joven brinda información sobre la mente retorcida de un francotirador experto que Lammark considera esencial, impregnada en el espíritu intrépido y la curiosidad de la joven Clarice Starling de El silencio de los inocentes.
Mientras la policía arresta indiscriminadamente a todos los descontentos paranoicos a la vista, ansiosos por sofocar la presión pública, nuestro equipo central busca a su presa de manera más metódica. Eso frustra a políticos, medios y otros poderes que buscan resultados rápidos, una situación que empeora cuando hay un segundo tiroteo masivo, casi seguro por la misma persona. La última media hora parte de la ciudad hacia un campo invernal donde se esconde el asesino y se revelan sus retorcidas motivaciones.
Woodley encarna a su personaje al borde del agotamiento mental y físico, frotándose el dolor de los ojos y manejando el estrés del trabajo de la misma manera que la aspirina actúa sobre los dolores de espalda, dándole a cada escena algo extra. El frío oscuro y helado de Baltimore en el invierno (rodado en Montreal) aparece adecuadamente aprovechado por la cinematografía de Javier Juliá. En mayor parte, Misántropo es un thriller que emociona más que otras películas similares, y Shailene Woodley (Los descendientes, la saga Divergente, Snowden) se confirma como una actriz a tener en cuenta.