Si es un placer identificarse con las calles, barrios y locaciones que reconocemos y por los que
transita la película, mayor es el regocijo de reencontrarse con nuestras actrices y nuestros
actores que dan sustancia al film, y que confirman su calidad en los roles que juegan y las
distintas interpretaciones que desarrollan.
Los enfoques de la película, las declaraciones, alegatos y confesiones que son en definitiva
reclamos a la Justicia, subrayan la fragilidad y la fortaleza de las almas heridas que encuentran en la solidaridad cierta compasión que no es lástima sino la comprensión que cada mañana necesitamos para enfrentar el día.
El universo interior de la protagonista se traduce en tonos y medios tonos de voz. Su escucha compenetrada aliada a una mirada tan ingenua a veces como acertada otras y la sonrisa tras la que se escuda, confirman los valores en la interpretación de Margarita Musto.
A la luz de quienes la seguimos, la actriz vertebra una personalidad artística que no sólo en la actuación es relevante sino ahora también en la dirección de actores y espectáculos. La película es un testimonio que trasciende las circunstancias de una época y la hacen cercana y a la vez universal.

LVB