foto Los dos Papas

Los dos Papas

The Two Popes

Reino Unido, 2019

Dirección: Fernando Meireles

Guión: Anthony McCarten. Fotografía: César Charlone. Música: Bryce Dessner. Producción: Netflix. Elenco: Anthony Hopkins, Jonathan Pryce, Sidney Cole, Federico Torre, Juan Minujín, Thomas D Williams, Pablo Trimarchi.

Duración: 126 minutos

Básicamente es el duelo de dos actores de primerísimo nivel, y cualquier película que tenga a Anthony Hopkins encarnando al papa emérito Benedicto XVI y a Jonathan Pryce como su sucesor Francisco tiene, de arranque, una cuota de interés.
Convendría consultar a un vaticanista para asegurarse de la mayor o menor exactitud del trasfondo de esta ficción basada en hechos reales, que propone un posible motivo para la renuncia de Benedicto, que probablemente esté equivocada. En la visión del director Fernando Meireles (Ciudad de Dios, El jardinero fiel, Ceguera) se trata en principio del enfrentamiento entre un europeo conservador (Ratzinger) y un latinoamericano “progre”. Este último se habría presentado en el Vaticano para renunciar como protesta por el rumbo que estaría tomando la Iglesia, y en lugar de aceptársela, Benedicto comienza a escucharlo y para luego dejarle el puesto. Los seguidores más memoriosos de la interna de la Iglesia Católica recuerden acaso que Bergoglio quedó muy cerca de Ratzinger en la votación del cónclave de 2015, y cedió sus votos al alemán para elevarlo al papado. Cuando Ratzinger renunció ocho años después (no es cierto que sea al primer papa que lo ha hecho, como están diciendo algunas crónicas periodísticas, aunque es cierto que no había ocurrido en los últimos seiscientos años) tenía bastante claro quién iba a sucederlo en el liderazgo de la barca de Pedro.
En la película Ratzinger es presentado correctamente como un intelectual de fuste, aunque acaso haya que discutirle la imagen de “conservador” que suele endilgársele (es alemán, claro, y el único chiste que la película le permite pronunciar es la afirmación de que es incapaz de hacer un chiste). Bergoglio es mostrado, inevitablemente, como porteño: le gustan el fútbol y el tango, tiene otro sentido del humor y exhibe una mayor inquietud que su colega por la política y por algunas de las peores manchas que la Iglesia ha exhibido en los últimos tiempos (o siempre). La película maneja con cautela el tema de la pederastia, pero no lo esquiva. Pero el enfrentamiento entre ambos es menos el de adversarios que una esgrima intelectual entre dos personajes que pueden tener, ambos, parte de la razón.
Es de todos modos bastante obvio que para Meireles y su guionista, Bergoglio representa lo que la Iglesia debería ser, y toma en cambio sus distancias con respecto a Ratzinger. Tiene el buen criterio, de cualquier modo, de no hacer de su película una historia de buenos y malos. El enorme Hopkins otorga matices de inequívoca simpatía a su alemán, y Jonathan Pryce despliega toda su artillería actoral en su composición del papa argentino (va a pasar a la historia como el actor que ha encarnado a dos de los argentinos más famosos: Perón en Evita, Francisco ahora). Polémicas político-religiosas a un lado, esos dos formidables actores son, entre la comedia y el drama, casi todo el show.

Trailer

Horarios

No hay funciones disponibles.