foto Por gracia de Dios

Por gracia de Dios

Grâce à Dieu

Francia, 2018

Dirección: François Ozon

Guión: François Ozon. Fotografía: Manuel Dacosse. Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine. Producción: Mandarin Production/Scope Pictures. Elenco: Melvil Poupaud, Denis Menochet, Swann Arlaud, Eric Caravaca, François Marthouret, Bernard Verley, Josiane Balasko, Hélène Vincent, François Chattot, Frédéric Pierrot, Martine Erhel, Aurélia Petit, Julie Duclos, Jeanne Rosa, Amélie Daure.

Duración: 137 minutos

Alexandre vive en Lyon con su esposa e hijos. Por casualidad, se entera de que el sacerdote que abusó de él cuando era un boy scout sigue trabajando con niños. Se lanza a un combate al que se unen François y Emmanuel, otras víctimas del sacerdote, con el fin de liberarse de sus sufrimientos a través de la palabra. Pero las repercusiones y consecuencias de sus testimonios no dejarán a nadie indemne.
La historia se centra en tres víctimas encarnadas por Melvil Poupaud, Denis Menochet y Swann Arlaud. El primero es padre de familia y católico, pero el horror de lo sucedido siempre le ha perseguido. Es quien se entera de que el sacerdote sigue trabajando y decide sacar a luz el asunto. El segundo había dejado el tema entre paréntesis, pero decide reflotarlo cuando se lo invita a incorporarse a la lucha. El último es un fantasma de su propio pasado, quizás el que más ha sufrido las consecuencias del abuso, psicológicamente inestable y con problemas de relación con el sexo opuesto.
Se puede pensar en En primera plana, la película de Thomas McCarthy sobre el mismo tema de la pederastía eclesiástica, con la ventaja de que ese antecedente parecía un telefilm de HBO y la Ozon es una película más amarga y madura. Una de las virtudes que corresponde agradecerle al director es la firmeza del relato, la contención emocional que evita los deslices hacia la sensiblería o el panfleto antieclesiástico (aunque la denuncia no deja lugar a ambigüedades). No hay golpes de efecto en la película de Ozon, sino una emoción legítima que brota naturalmente desde el dolor compartido con las víctimas. Ozon explora las posibilidades del “documental ficcionado”, dejando en primer plano la denuncia de los hechos desde el total respeto a esas víctimas, que representan tres formas de impacto del abuso en la vida adulta. La película observa agudamente cómo ese impacto varía en función de muchas circunstancias, como el entorno familiar y social, y también de la actitud de encubrimiento y de poca o nula empatía de las autoridades eclesiásticas con los abusados. Gran Premio del Jurado en Berlín 2019.

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