El Dude (Jeff Bridges) es confundido por dos matones con un conocido millonario y le exigen una enorme alta cantidad de dinero por la suma que les debe su mujer. De más está decir que el personaje, vago y bohemio, ni es millonario, ni está casado, lo que lleva a los delincuentes a ensuciar su alfombra y al protagonista a buscar al hombre con quien lo han confundido. Pero ese es apenas el principio.
Lo que sigue se ha convertido en una película de culto, a la que muchos consideran una obra maestra y a el Dude un ícono. Lo cierto es que la película tiene trechos inteligentes, un humor surrealista y momentos verdaderamente logrados, por no hablar del mérito innegable de haber creado uno de los personajes emblemáticos del fin del milenio. Es otra forma de decir que es una película de los hermanos Coen, y que contiene casi todos los rasgos que han caracterizado su carrera, más un personaje que solo podía salir de la mente de los hermanos o de una novela de Thomas Pynchon.

Se le ha objetado a veces al film consistir en una serie de escenas sueltas más que un relato consistente. No es un defecto cuando muchas de las escenas funcionan realmente, y cuando la galería de disímiles y extravagantes personajes que se cruzan en el camino del protagonista suele tener inventiva e interés. Los dos mejores son, indudablemente, el propio Dude y su amigo John Goodman, caracteres opuestos: el primero es un pacifista que desea evitar los problemas, el otro es un ex combatiente del Vietnam con problemas de manejo de la ira (si uno se calma el otro se enoja, y viceversa. Los secundarios, que permiten a los Coen hacer desfilar una impresionante colección de actores reconocidos, también tienen una historia que engancha al espectador: el alemán nihilista encarnado por Peter Stormare; John Turturro como el pederasta Jesús Quintana; la enigmática “artista vaginal” a la que da vida la excelente Julianne Moore. La lista sigue, y alguien ha dicho ya que varios de ellos justificarían su propia película.

Por detrás del humor delirante, los hermanos Coen reflejan aquí una sociedad americana de la que retratan por un lado, el mundo relajado, la rutina, el ocio y las ganas de pasarla bien del protagonista y sus amigos. Y por otro, el mundo de la gente adinerada, sus problemas familiares, sus intereses. Para ello aprovechan a Jeff Bridges en el papel de su vida, y rachas de humor extravagante que siguen funcionando a dos décadas de realizada la película.

La función de Gran Lebowski estará acompañada por Isla de Encanta, el podcast conducido por Nelson Barceló, Pedro Dalton y Orlando Fernández se presenta por primera vez en una sala de cine para hablar sobre una de sus películas favoritas y proponer, en vivo, una banda sonora alternativa para El Gran Lebowski.

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