La situación de la mujer en el universo laboral y la codicia corporativa son los temas de esta película francesa. La protagonista (Emmanuelle Devos) es una ejecutiva senior miembro de la junta directiva de una importante corporación energética francesa. Un grupo feminista se acerca a ella para pedirle que se presente a la presidencia de la compañía de agua más grande de Francia. Emmanuelle podría estar ante el hito histórico de ser la primera mujer en dirigir una empresa de e sas dimensiones.

Para el personaje, tener éxito significa poder desarrollar y realizar todo su potencial formativo y profesional. Se trata de una mujer que ha trabajado duro para construir una carrera llena de éxitos, y para quien el feminismo nunca ha sido una prioridqad. Sin embargo, cuando se le ofrece la posibilidad de ser la primera directora ejecutiva femenina en la historia de Francia, se da cuenta de que no podrá llegar a donde quiere sin el apoyo y la solidaridad femenina, y lo que es más importante, a saber jugar con las mismas armas utilizadas por los hombres.

La protagonista deberá prepararse para una dura y larga travesía, llena de obstáculos, en un mundo dirigido y dominado tradicionalmente por hombres que no soportarán ver a una mujer acceder a tal posición de responsabilidad. Se enfrentará al machismo y a las sucias tretas de sus competidores, encabezados por el villano de turno (Richard Berry). A partir de allí deber á aprender a convivir con los celos y las malicias de sus colegas masculinos, con las usuales puñaladas traperas por la espalda y con algunos fantasmas personales (una tragedia que arrastra desde la infancia, un marido que no tolera la idea de pasar a ocupar un puesto secundario en la familia).

Uno de los aciertos de la directora Tonie Marshall radica en una puesta en escena dinámica y tensa, y en la puntería para describir las pequeñas humillaciones sufridas por las mujeres en su día a día, inclusive en puestos de relevancia donde deben lidiar con el sexismo al uso. Una de sus mejores cartas es la excelente labor protagónica de Emmanuelle Devos, pero a su alrededor hay toda una serie de personajes secundarios bien desarrollados (el villano Berry, el carismático padre encarnado por el veterano Sami Frey). No solo las feministas van a interesarse en el resultado.