Los nombres de varios famosos (Daniel Radcliffe, Tom Hardy, Justin Timberlake, James McAvoy, incluso el improbable Tom Cruise) se barajaron para protagonizar esta película antes de que el papel del gran Elton John cayera en Taron Egerton, con quien el director Dexter Fletcherya trabajara previamente en Volando alto (2016), con Hugh Jackman y Christopher Walken. Era un trabajo que tenía sus complicaciones, porque no solamente tendría que cantar y bailar, sino que debía hacerlo bajo la mirada del propio John, quien estuvo vinculado a la producción.
Desde el arranque, en la niñez del personaje, la película presenta a un Elton John tímido, homosexual hostilizado por su entorno (especialmente los padres), que se refugió en el alcohol, la droga y el sexo como vía de escape. Toda esa etapa inicial de la vida del personaje,cuyo hilo conductor es la amistad con el letrista BernieTaupin (el excelente por Jamie Bell), llega hasta la clínica de desintoxicación y el empeño del personaje por exorcizar sus fantasmas.
El director Fletcher contaba con el antecedente inmediato de haber terminado **Bohemian Rhapsody ** tras el despido de Bryan Singer,y aquí se las arregla para sintetizar razonablemente en dos horas la trayectoria de Elton John, incluyendo algunos rasgos poco gratos de su vida y carácter. Hay que agradecer que la película no sea una celebración idealizada de su personaje, sino un retrato matizado y humano que el actor Egerton sostiene con sensibilidad y talento. No hay que descuidar al más que competente elenco secundario, pero el otro factor que sostiene la película es la música de John, principal respaldo de una puesta en escena cuidadosa y una ambientación esmerada.
El resultado cuenta con varios elogios. En **Film Affinity **, Víctor Esquirol defina le película como "la ordinaria alegría de celebrar un talento extraordinario. Es el proyector convertido en gramola, y la sala de cine en local de karaoke. Es la comunidad que solo pueden invocar los acordes de la retro-alimentación nostálgica. Tan autocomplaciente, tan decadente y, aun así, tan efectiva como esa emoción que perdura".Para Luis Martínez, del diario español El Mundo, **Rocketman ** es
"infinitamente mejor que **Bohemian Rhapsody **. Un musical (eso es) en crudo y menos condescendiente de lo que cabía espera sobre la figura de Elton John. Un festín para 'fans' y recién llegados (si los hubiere)". También Oti Rodríguez Marchante, en ABC, compara al film con el biopic de Freddie Mercury, y alude a él como"un musical más puro, más oscuro, también más colorido, que **Bohemian Rhapsody **. Sin ser complaciente con Elton John, su película lo encuentra con toda su distorsión y lo cuenta con sus vicios, su virtud y su moraleja".