"Para cuando terminé de filmar Por meterse a redentor ya estaba escribiendo Los amores de mi mujer. Dicho sea de paso, esta película fue concebida para ilustrar mi teoría sobre la aristocracia de la belleza. O bien, como le dice Claudette Colbert a Joel McCrea: "No tienes idea de lo que es capaz de hacer una chica de lindas piernas sin hacer nada". Situé la acción en la Palm Beach que conocí durante los años en que Paris Singer, heredero del imperio de las máquinas de coser, solía invitarme allí. También ayudaron las temporadas con mi segunda esposa Eleanor en Mar-a-Lago. Los millonarios son graciosos".
Texto de Preston Sturges.