Areeb, la directora de esta película, visitó Gaza por primera vez a los cuatro años y allí experimentó su primer encuentro con el mar. Ese momento, impregnado de la sonrisa de su madre palestina, dejó en ella una impresión duradera. Años después, la nostalgia por su patria resurge cuando Areeb descubre un video de jóvenes practicando parkour en las costas arenosas de Gaza. Anhelando reconectarse con su pasado, se contacta con el equipo y forma un vínculo con Ahmed, uno de los atletas. A medida que la relación se profundiza, Ahmed revela las duras realidades de la vida en Gaza y transforma la curiosidad inicial de Areeb en una profunda conciencia de las luchas que la región enfrenta. Areeb se enfrenta a sentimientos de culpa y conflicto mientras es testigo del deseo de Ahmed de escapar de los confines de su patria, entendiendo el vacío emocional que tal partida implicaría. Su viaje se convierte en una exploración de la identidad, la pertenencia y el inquietante legado de un hogar dejado atrás. La nostalgia se une a la ambición, y el peso del pasado deriva en una creciente ansiedad por definir un futuro imprevisible.