Hay un hecho real varias veces llevado al cine en la base de esta película alemana: el secuestro y asesinato de un grupo de deportistas israelíes por terroristas del grupo Setiembre Negro en los Juegos Olímpicos de Munich en 1972. Lo que otras veces ha sido contemplado desde la perspectiva de las víctimas o sus victimarios, o de las fuerzas de seguridad alemanas que actuaron con particular torpeza, es contado aquí desde la mirada de un equipo de periodistas deportivos la cadena norteamericana ABC que se vieron enfrentados de pronto a lo impensable.
En la película, el equipo de ABC Sports está supervisado por el ejecutivo de la cadena Roone Arledge (Peter Sarsgaard), quien declara que en lugar de entregar la historia a la división de noticias y dejar que se informe de forma remota, serán ellos quienes permanezcan como el epicentro de la cobertura durante el lapso de tiempo de la crisis (algo menos de un día).
Arledge es uno de los dos nombres de noticias de televisión aún reconocibles involucrados en esta historia, junto con el futuro presentador de la cadena Peter Jennings. El primero tiene una presencia intermitente en pantalla y, después de cierto punto, Jennings se convierte en un personaje de solo voz porque está en el sitio en la villa olímpica y no tiene una cámara disponible y debe llamar por teléfono como un reportero de radio.
El verdadero centro de la película es John Magaro, en el papel del productor de ABC News Geoffrey Mason. Es él quien tiene que navegar entre las exigencias de su supervisor en el lugar de trabajo y los grandes jefes y competidores en casa, y tomar decisiones que podrían significar la vida o la muerte para las personas que están a ambos lados de la cámara. El personaje también se convierte en una especie de puente moral o espiritual cuando los compañeros de trabajo acuden a él con dudas personales o propuestas tácticas.
Gran parte de la solidez de la película proviene de las interacciones ansiosas y terribles de Magaro con dos compañeros de trabajo clave, la miembro junior del equipo Marianne Gebhardt (Leonie Benesch), una mujer alemana obligada a trabajar como traductora; y el gerente de operaciones Marvin Bader (Ben Chaplin), un neoyorquino judío que está personalmente involucrado en el resultado del evento porque su familia fue destrozada por el Holocausto. Los duetos entre los miembros individuales de este triángulo profesional están exquisitamente escritos e interpretados. Se entiende el punto de vista de todos.
La película funciona como un thriller periodístico impulsado por el diálogo en la tradición de Todos los hombres del presidente, El síndrome de China, Spotlight o Los papeles del Pentágono, aunque es mejor que por lo menos los dos últimos títulos mencionados y posee el ritmo de una película de acción. El equipo del director de fotografía Markus Förderer filma casi todo el drama con cámaras manuales, a menudo con zoom para que solo una parte del encuadre esté enfocada. La textura de la imagen ha sido talentosamente desbaratada para que parezca una película de 16 mm o un video de noticias de baja resolución de los setenta.