Se ha dicho que esta nueva película de la dupla de guionistas y directoras Ana Guevara y Leticia Jorge, quienes tienen en su haber varios cortos y los largos Tanta agua y Alelí, es de corte minimalista e intimista, sustentado en la economía de los personajes, apoyados en un guion sólido.
La película gira en torno a la relación de tres amigas, Elena, Adela y Lucy, durante un fin de semana en un balneario. Hay una escena al comienzo de la historia que funciona como un flashback para entender ese lazo de amistad, sobre todo entre Adela, Elena, y los momentos compartidos.
Hay un componente fantástico en el asunto. Sacudida por la muerte de Elena, Adela sube a
un ómnibus y retrocede diez años en el tiempo para vivir ese fin de semana. Durante tres días los tres personajes intercambian experiencias, recuerdos, miedos.

La codirectora Guevara ha explicado que la película surgió de una experiencia personal, la pérdida de una amiga muy cercana de ambas cineastas. Jorge añade que la película nació de un modo muy espontáneo: “Anita y yo quedamos para ver cómo estábamos. Nos pusimos a hablar sobre ese fin de semana y esas amigas y, de manera más concreta, rememoramos un momento puntual”. Sin embargo, su película no pretende ser “realista”; prefieren definirla como un cuento, una fábula sobre la amistad que desafía el paso del tiempo y la muerte. “La película es un homenaje a ella, pero también a una época y una amistad”, explica Guevara. Y hay todavía otro tema: el del paso a la edad adulta, la pérdida de inocencia que supone hacerse mayor, cuando se toma conciencia de que la muerte existe.

Las cineastas reconocen también su deuda con el cineasta japonés Miyazaki, de cuyo film Mi amigo Totoro derivan según ellas el clima onírico y los desdoblamientos temporales de
la película. En el neoyorkino festival Tribeca la película obtuvo el premio Nora Ephron, que es entregado anualmente a cineastas que el jurado considera que comparten el espíritu y
visión de la famosa escritora.