En el verano de 2014, Bernard Jordan, un veterano de la Segunda Guerra Mundial de 89 años (Michael Caine), se escapa de su residencia en la que vive junto a su mujer Rene, para unirse a sus compañeros veteranos de guerra en una playa de Normandía, conmemorando a sus compañeros caídos en el 70 aniversario del Desembarco del Día D.
El asunto se inspira en un caso real. El protagonista emprende una aventura que en términos físicos equivale principalmente a un viaje en ferry al norte de Francia (y viceversa). Con la ayuda de un andador y poco dinero en el bolsillo, el ingenioso veterano cumple su misión: cruzar el Canal de la Mancha y rendir homenaje a sus camaradas caídos en Francia. Los medios de comunicación lo consideraron un héroe y lo bautizaron como “el gran fugitivo”, y su historia encabezó los periódicos de todo el mundo. Ahora llega al cine en una película conmovedora.
Para ello la película cuenta con el apoyo invalorable del enorme Michael Caine, un actor que tiene el inconveniente de aceptar todo lo que le ofrecen pero que cuando lo que le ofrecen es bueno sabe rendir a gran nivel. La película desgrana su reflexión acerca de la vejez y la cercanía de la muerte, a través de una cámara que atiende a Caine. Debido a que la idea misma de un octogenario en fuga evoca un cierto temperamento risible, es inteligente tanto por parte del director Parker como del guionista Ivory dejar que la película marque su propio ritmo y tenga éxito gracias a las actuaciones bellamente matizadas de Caine y Jackson; aunque están separados durante largos períodos de la película, su química posee una cualidad magnética.
Sin dudas, y pese a lo bien que está Caine, la película cuenta con un plus en la presencia de Jackson, como la esposa de Bernie, en su último papel en la pantalla (Caine, que tiene 91 años y problemas de salud, ha dicho también que este sería su última película, pero hay que esperar). A pesar de la estatura de Caine, la fuerte actuación de Jackson realmente anima la película, proporcionando una sensación de romance y una suerte de canto de cisne a su historia, ya cargada de gran peso emocional. De alguna manera, para ambos se trata de una gran despedida.