Esta película se basa en hechos reales: la historia del filántropo británico Nicholas Winton (Anthony Hopkins), quien durante la Segunda Guerra Mundial arriesgó su vida para salvar a muchos niños del centro y este de Europa de las garras del Tercer Reich.
La película, dirigida por James Hawes, relata las hazañas del joven Winton, un agente de bolsa británico que tras visitar Praga en 1938 y ver las condiciones de las familias que huyen de los territorios ocupados por los nazis decidió ayudar a cientos de niños a refugiarse en Gran Bretaña en una lucha contrarreloj antes de que los alemanes invadiesen Checoslovaquia.
Cincuenta años después, Winton, siendo un adulto de la tercera edad, aún siente culpa por no haber salvado a todos los niños que hubiera querido. No obstante, un programa de televisión le tendrá una sorpresa con algunos de los supervivientes a los que ayudó a escapar del nazismo. Ese programa de televisión dio a conocer la historia del heroísmo de Winton, que en su momento hizo lo que debía hacer y luego volvió a su trabajo, sin que durante cincuenta años nadie supiera de él.
La película marca el retorno a la gran pantalla del gran Anthony Hopkins y de la excelente Helena Bonham-Carter, quien no se veía en cine desde Las estafadoras (Ocean’s 8) en 2022. Hopkins entrega una actuación impecable como Winton, aportando una profundidad emocional que trasciende la pantalla. Su interpretación lleva a reflexionar sobre el peso de las decisiones y el impacto de los actos de valentía en momentos de crisis. Helena Bonham Carter, en el papel de la madre de Winton, complementa la narrativa con una actuación que aporta fuerza y sensibilidad al relato. El film constituye igualmente el debut cinematográfico de su director James Hawes, quien hiciera antes televisión y series de streaming, dirigiendo episodios de Black Mirror, Penny Dreadful** y The Alienist. La realización es totalmente british: siempre correcta, sin alardes de genialidad, apoyada en la excelencia de sus actores y en la emotividad de la historia misma, que no puede dejar indiferente a nadie. Salvo a los nazis, claro, que algunos quedan.