Ainhoa Mata Juanicotena nació en el seno de una familia que filmó, grabó y fotografió su vida durante muchos años. En su adolescencia, Ainhoa comenzó a escribir lo que no quiso contarle a nadie. Los diarios que conservó hasta su muerte, a los 34 años, describen a una mujer distinta a la que conocieron sus familiares y amistades. Diarios íntimos que desvelan una infinidad de temáticas relacionadas con la experiencia femenina y sobre las que han escrito otras mujeres a lo largo de la historia.
Las imágenes que abren el segundo largometraje de Carolina Astudillo en las que aparece la propia directora, se confunden con las primeras imágenes de Ainhoa. Ambas tienen mucho en común. Las dos nacieron en la década de los setenta; la cineasta en Chile y Ainhoa en España, dos países marcados por dictaduras que llegaban a su fin al tiempo que ellas crecían. Pero el principal nexo de unión es la propia Ainhoa, la que Astudillo descubre a través de sus diarios, unos textos cargados de gran sensibilidad y certezas de los que brota el retrato de una mujer fascinante. El film obtuvo la Biznaga de Plata al mejor documental en el Festival de Málaga y el gran premio del jurado en Escales Documentaires.