Es difícil imaginar a alguien llevando una vida normal en la Franja de Gaza. Con frecuencia catalogada como la prisión al aire libre más grande del mundo, aparece en los noticieros siempre reducida a un espacio de violencia, caos y destrucción. Pero este pequeño territorio palestino alberga una heterogénea masa social de casi dos millones de habitantes.
Seleccionada en la competencia documental del Festival de Sundance, y dirigida por los irlandeses Andrew McConnell y Garry Keane, Gaza es un retrato de la capacidad de adaptación y recuperación del ser humano bajo las circunstancias más difíciles. McConnell y Keane documentan cuatro años de la vida cotidiana de los gazatíes para dar voz a aquellos a quienes les es negada cada día. Esta es una historia de personas elocuentes, divertidas, trabajadoras y, sobre todo, de personas comunes, gente corriente que se esfuerza por vivir su día a día a la sombra del conflicto perpetuo. Porque hay tantas historias diarias de violencia que deshumanizan al pueblo gazatí, que mostrar su vida cotidiana, su rica diversidad social y cultural, no solo es un acto de justicia, sino un llamamiento a la imperiosa necesidad de cambiar el estado de las cosas.