foto El día de la marmota

El día de la marmota

Groundhog Day

Estados Unidos, 1993

Dirección: Harold Ramis

Guión: Danny Rubin, Harold Ramis. Historia: Danny Rubin. Fotografía: John Bailey. Música: George Fenton. Canción: Sonny & Cher. Producción: Columbia Pictures. Elenco: Bill Murray, Andie MacDowell, Chris Elliott, Stephen Tobolowsky.

Duración: 101 minutos

La mejor comedia norteamericana de los últimos cuarenta años, y la única buena hecha en los últimos treinta. Hechizo del tiempo (ese fue el título comercial con el que se estrenó en Uruguay) es también el resultado de un gran momento de Harold Ramis, un tipo ingenioso que nunca repitió este nivel.
Esta comedia tiene dos significados: el aparente y sencillo cuento absurdo de un hombre amargado que vive el mismo día una y otra vez, y el significado más profundo que se desliza a través de la metáfora y que habla de la rutina. Una película con actores acostumbrados a este registro que encajan perfectamente en este film. Una película que se ha convertido en un clásico. Aunque no falta quien la siga infravalorando.
El guión es extremadamente inteligente: con el simple argumento de vivir el mismo día cientos de veces, se puede disfrutar de la comedia, tanto a modo de entretenimiento como a modo filosófico y trascendental. Si se pone un poco de atención se puede concluir que ningún ser humano puede dejar de sentirse identificado con esta película de algún u otro modo; esto básicamente porque habla de la rutina. Todos hemos experimentado la rutina y por eso la sensación de repetir cada día la misma o las mismas actividades conecta al espectador con el protagonista y con su exasperante día de la marmota, y con la enseñanza de que la felicidad reside en la actitud con la que nos tomemos esa rutina y las oportunidades que veamos en las repeticiones.
Murray y MacDowell encajan a la perfección. La expresión de desidia de Murray es más que brillante para este personaje que empieza el primer día amargado y acaba feliz en el último, aunque siempre sea el mismo, y MacDowell, con su dulzura y con cara de no haber roto nunca un plato, es la ideal para enamorar a este tipo descorazonado que acaba por evolucionar. Quien no la haya visto, debe empezar por ella. Luego hay que retroceder en el tiempo (hasta los años treinta y cuarenta) para encontrar una comedia de similar calidad.
Desde las 20.30 el Café del cine servirá el trago preferido de Rita Hanson (vermouth, limón y hielo).

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