Chilo y Omar parecen ser los dos únicos hombres sobre la tierra. Viven en una playa desierta y cada día emprenden la rutina de la pesca para sobrevivir. Su amistad recuerda a una relación de pareja, en la que los límites de lo masculino y lo femenino se difuminan.
Nuria Ibáñez presta una mirada en absoluto invasiva, más bien cálida y tierna, al devenir vital de este par de hombres de profunda sabiduría sin estudios de por medio, en el que alcanza a vislumbrarse una belleza inusitada. Omar y Chilo tienen sus rutinas, cada uno se ocupa de sus labores y tiene sus propias opiniones. Uno se interna en la inmensidad oceánica a bordo de una lancha, otro se queda en tierra con una red. Sus vidas son plácidas y sencillas. Aparte de captar el día a día en un marco incomparable, lo que maravilla de este documental es que hace transparentes las construcciones sociales, permitiendo ver cuánto hay de prejuicio en nuestra idea de cómo deben relacionarse las personas. En una situación donde las miradas externas están ausentes, la relación entre Omar y Chilo es libre y pura. Una corriente salvaje fue estrenada en el Festival de Cine de Morelia, en México, donde ganó el premio al mejor largometraje documental.