Cansada de su vida de jubilada y de compararse con sus amigas que son abuelas, Marisa (Carmen Machi) decide viajar a un campo de refugiados griego donde, a su parecer, necesitan a gente exactamente como ella. Al llegar allí, descubre una realidad que no había podido imaginar y que le lleva a explorar los límites entre el amor y la necesidad de sentirse útil.
En su previa María (y los demás) la directora Reguera había debutado con una gran ópera prima. En esta ocasión muestra un campo de refugiados y una buena persona que intenta colaborar en él como voluntaria de una ONG. Marisa se acaba de jubilar, toda la vida ha sido médico y ahora se siente vacía.
Al llegar al campo de refugiados en Grecia no ve más que trabas para realizar su trabajo, con unas estrictas pautas que ella considera poco humanas. No tardará en incurrir en varios hechos donde se salta los protocolos. Todo se torcerá cuando se encariña con un pequeño huérfano.
Carmen Machi hace un gran papel, una mujer de gran corazón que comienza a tener una necesidad de intentar ser como la abuela del pequeño, ya que lo ve tan desvalido e indefenso y es cuando traspasara los límites.
Otros asuntos sobrevuelan la película, como el abismo generacional entre la protagonista y los demás miembros de la ONG. unos gélidos jovenzuelos obsesionados con los protocolos, y la cuestión de qué resulta más efectivo para ayudar a quien lo necesita: si la frialdad profesional o la implicación afectiva (y cuánto hay de altruismo y cuánto de egoísmo en esta última opción).
Es un drama amable y ligero, siempre que se introduce el elemento infantil es más fácil hacer llorar, pero la película es una historia maternal de amistad y humanidad que logra tocar muchos temas sin necesidad de revolcarse en tragedias humanitarias. Es en todo este torbellino de sentimientos que pueden embriagar a quienes se acercan a la realidad sobre el terreno que surgen algunas preguntas importantes. ¿Estás ahí para ayudar a alguien que lo necesita o eres tú quien necesita ayuda? Esta película describe la situación de los inmigrantes y de las personas sin hogar, pero también la de la jubilada que se encuentra allí estancada y a veces se siente estúpida, que no sabe qué hacer con el tiempo libre que tiene ahora. Y lo hace con fuerza, capacidad de emoción y una actriz excepcional.