España, Portugal, Francia, 2022
Dirección: Nuno Beato
Recomendada a partir de los 7 años. Hablada en español.
Duración: 85 minutos
Rosa, una profesional de primera línea, muy valorada en el mercado empresarial, lleva una vida exigente dedicada por completo a su trabajo. La muerte de su abuelo, del que se había distanciado progresivamente por su inagotable trabajo, acaba provocándole un repentino ataque de estrés que pone en duda sus decisiones. Rosa decide entonces abandonar la ciudad y se lanza a buscar el lugar y los recuerdos de su infancia, vivida al lado de su abuelo.
Los demonios de barro es el primer largometraje del portugués Nuno Beato, y es, además, el primer largometraje del país hecho casi enteramente en stop-motion, aunque una pequeña parte del metraje también utiliza un estilo 3D generado por computadora, lo cual desemboca en un resultado realmente loable. Las secuencias iniciales, en este último estilo, tienen un aspecto muy chillón, con colores y sombreados que resaltan la artificialidad y la vacuidad de la vida en la ciudad, de los estímulos tecnológicos constantes y de la falta de emociones reales. En cambio, en cuanto la trama se sitúa en el pueblo la película al formato principal y la estética sirve para generar el efecto contrario: la inmediatez, lo sensorial, lo rústico y alejado de la burbuja de la tecnología; los paisajes y las texturas cobran especial importancia y se suceden los escenarios hermosos y detallados. La dicotomía entre lo cosmopolita y lo campestre y como ese choque toma forma en la piel de su protagonista, la cual tiene que elegir cuál es el modo de vida idóneo para el momento vital en el que se encuentra, es algo ya visto. Sin embargo, por muchas veces que se haya hecho, sigue siendo una historia reconfortante
A diferencia de muchas producciones stop motion contemporáneas que recurren a otros materiales para sus marionetas, el director Beato se decanta por el claymation para su película. Su carácter artesanal contribuye a que la nueva vida rural de Rosa se sienta más natural y también magnifica el carácter simbólico del barro del que están hechos unos figurines que el abuelo realizó en vida y que ahora tienen un profundo valor para la nieta. En lo afectivo, pero también en los secretos que resguardan: son los demonios de barro que dan título a la obra.