foto Los osos no existen

Los osos no existen

Khers Nist - No Bears

Irán, 2022

Dirección: Jafar Panahi

Guión: Jafar Panahi. Fotografía: Amin Jaferi. Productor: Jafar Panahi , para JP Production. Elenco: Jafar Panahi, Mina Kavani, Naser Hashemi, Vahid Mobasheri, Bakhtiyar Panjeei

Duración: 107 minutos

Realidad y ficción se confunden en esta obra del iraní Panahi que es a la vez un drama, un documental y un trozo de noticiero que podría estar sucediendo ahora mismo. Ficción y realidad se cruzan, se interponen, proporcionando una enorme riqueza de significados. Y para ello Panahi utiliza pocos medios, muy austeros, con un estilo sencillo que oculta un guión y una planificación sumamente cuidadosa.
Más allá de enfrentarse a unos meses de prisión por la reactivación de su condena, Panahi, quien sigue teniendo problemas con la teocracia que tiraniza su país, se ha visto vetado durante tiempo de viajar al extranjero y poder hacer films. Esto último lo ha eludido ingeniosamente y así ha podido brindar obras como esta: un largometraje de aparente ficción que se convierte en una exploración sobre el propio poder de la imagen y una declaración política.
El director interviene en la trama como testigo de los amores, las tragedias y las huidas o deseos de huida que se van sucediendo. Esa mezcla irresoluta entre la ficción y el documental permite establecer resonancias entre los relatos y con la propia realidad del creador. En estas encrucijadas, las disputas y los choques dentro de la comunidad y frente a tradiciones incuestionables e inflexibles invitan a la reflexión.
La estancia de Jafar Panahi en la aldea a la que se traslada para su rodaje tampoco es tranquila o pacífica: él solamente quiere rodar a distancia una película, pero el hecho mismo de tomar una foto puede provocar un conflicto, pues quizá ha fotografiado al azar a una mujer con un hombre que no es el elegido por las respectivas familias para un matrimonio concertado. No hay forma de huir de la realidad que nos rodea, parece decir Panahi, que sabe bien de lo que habla. Como en un melodrama (y esta película no lo es), la realidad aporta dos finales terribles a las historias de las dos parejas que solo quieren libertad y algo de prosperidad. En tanto, Jafar Panahi, actor y espectador de su film, tiene que irse del pueblo ante la presión de sus moradores y de las autoridades.
Alguien ha comentado sin error que una de las virtudes de la película es que uno sale de verla comentando no solo la película sino también la situación del pueblo iraní y sus cineastas contestatarios. Este cine de denuncia es también muy buen cine, un valor que últimamente parece no tenerse en cuenta. Enhorabuena. Premio especial del jurado en el Festival de Venecia 2022.

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