Charlie es un profesor gay que abandonó a su esposa Mary y a su pequeña hija Ellie, de ocho años, porque se enamoró de Alan, un estudiante de una de sus clases nocturnas. No sabemos lo que ha ocurrido pero ahora vive solo, muy desmejorado por haber aumentado de peso, y quiere recuperar a toda costa el amor de su hija. El protagonista se arrepiente, se odia a sí mismo y decide autodestruirse atrincherándose en su piso y comiendo toneladas.
Basada en la obra de Samuel D. Hunter, que también escribe el guión junto al director Darren Aronofsky (Pi, El luchador, Noé, entre otras) , la historia transcurre teatralmente en la sala de estar del piso de Charlie en una ciudad de Idaho sin un nombre concreto.
Al igual que ocurría en su previa El luchador, Aronofsky explora unos personajes obsesivos, adictivos o que lidian con su físico y los problemas de sus caóticas vidas, todo ello para intentar llevar una existencia normal. Cuenta con la enorme ayuda de su actor principal Brendan Fraser, quien últimamente había caído en desgracia por problemas personales y de salud, dejando atrás su aventurero casi spielbergiano de la saga de La momia, pero también compromisos dramáticos más serios como el de Dioses y monstruos. El actor cuenta con el apoyo de Sadie Sink (Stranger Things) como la rebelde hija de dieciséis años, que exhibe una hostilidad sin límites hacia su padre por abandonarla; Samantha Morton como su ex; Ty Simpkins como un misionero que intenta ayudarle, y sobre todo Hong Chau, notable en su papel de enfermera y amiga.
Uno de los logros de Aronofsky es su opción de filmar toda la película en el apartamento del profesor y en formato 4:3, lo cual ayuda a la sensación de soledad y claustrofobia que se quiere transmitir. También corresponde destacar la partitura musical de Rob Simonsen, que refuerza el poderío emocional de muchas escenas.
No ha gustado a todo el mundo pero sus admiradores son bastantes. Tommaso Koch en El País de Madrid ha dicho que la película "ofrece a los espectadores uno de los retratos más descarnados e incómodos de la soledad, la obesidad y el derrumbe que se recuerdan. Con emoción y arte, con verdad, sin condescendencia." Javier Zurro en eldiario.es habla de "un film conmovedor, áspero, a veces incómodo y finalmente humanista (...) Aronofsky ha logrado una de sus mejores películas, y lo hace comandado por la interpretación colosal de Brendan Fraser". Para David Rooney, de The Hollywood Reporter, se trata "un intenso drama de la cámara que nunca disfraza sus raíces teatrales, pero las trasciende con la gracia y la compasión de su guion (...) es la humanidad inextinguible de la interpretación de Fraser lo que te deja boquiabierto" . Distinción a Mejor Actor (Brendan Fraser) en los Critic 's Choice Awards.