Ambientada en la escena internacional de la música clásica, esta película sigue la glamurosa vida de Lydia Tár (la gran Cate Blanchett), una aclamada directora musical que se convierte en la primera mujer en dirigir una importante orquesta alemana, pero cuyo talento y fama se ven eclipsados por un escándalo público. Tár es una womanizer manipuladora con conductas rayanas en lo psicopático pero que goza de un prestigio, abonado por su talento, que la hace poderosa e intocable.

A 15 años de su último trabajo como director, el también actor estadounidense Todd Field realiza esta película que cuenta una historia de abuso desde la perspectiva de la perpetradora, al establecer una compleja reflexión sobre la cultura de la cancelación, las redes sociales y el poder femenino, con un resultado que podría dejar más preguntas que respuestas.  
Lydia Tár es una pianista virtuosa, una etnomusicóloga ferviente y una divulgadora resuelta: aparentemente es miembro del club EGOT, reservado solo para aquellas personas que ganaron un Emmy, un Grammy, un Oscar y un Tony (los cuatro premios más importantes de la industria del entretenimiento estadounidense), un logro poco común para una persona que se dedica a la música clásica.
Y como una proteica directora a punto de concluir la grabación de un ciclo de sinfonías de Mahler, Lydia necesita alejarse del ruido para hacer el trabajo al que se dedica casi con estridencia.

Como artista es una interrogadora constante. Este es el medio por el cual logra lo que considera el único fin que vale la pena: servir al compositor. Pero como persona, es egoísta por defecto y sin dudarlo. Sirve a Lydia Tár. Y Lydia tiene muchos apetitos.

Tár es un artículo raro: un contendiente a premios de prestigio que también es una genuina película de arte. La narración se desarrolla de manera insinuante, a veces enigmática; Field está bastante lejos de la franqueza de su último largometraje, Little Children (2006).

Ciertas tomas y secuencias muestran afinidades compositivas con Stanley Kubrick (para quien Field trabajó como actor en Ojos bien cerrados, la última película de Kubrick) y Tarkovski.. Pero aquí el virtuosismo formal está en un registro más silencioso que en muchas películas similares. Eso también es cierto para las actuaciones.

Se ha escrito mucho sobre cómo la narrativa de la película se basa en historias emergentes de comportamiento abusivo y explotador por parte de personas poderosas en las artes. ¿Están viciadas las sublimes aspiraciones y logros de una Lydia Tár por su comportamiento de persona problemática, o finalmente está en lo correcto? La película de Field es casi igualmente escéptica de la cultura de la que surgió una figura como Tár, como lo es de la tensión cultural contemporánea que busca desacreditarla. Al final, Tár no es una diatriba o una parábola, sino un interrogatorio que busca atraer al espectador y obligarlo a considerar su propio lugar en la pregunta.
El film le valió a Cate Blanchett numerosos galardones entre ellos los Bafta y los Globos de Oro por su impecable interpretación.