foto El almuerzo desnudo

El almuerzo desnudo

Naked Lunch

Canadá, 1991

Dirección: David Cronenberg

Guión: David Cronenberg, sobre novela de William S. Burroughs. Fotografía: Peter Suschitzky. Música: Howard Shore, Ornette Coleman. Producción: Téléfilm Canada, Recorded Picture Company (RPC), Ontario Film Development Corporation, Film Trustees Ltd, Nippon Film Development and Finance. Elenco: Peter Weller, Judy Davis, Ian Holm, Julian Sands, Roy Scheider, Nicholas Campbell, Monique Mercure, Michael Zelniker, Joseph Scorsiani, Robert A. Silverman, Peter Boretski, Yuval Daniel, John Friesen.

Duración: 115 minutos

No es una tarea fácil llevar a cabo una adaptación como esta. Trasladar a la pantalla el carácter alucinógeno y surrealista de la novela homónima de William S. Burroughs es todo un reto, del que, empero, el director David Cronenberg salió ileso. Y en el mejor momento posible; es evidente que el canadiense estaba en un momento de plena madurez, tras una evolución en la que lo explícito y directo había dado paso a una época más sugestiva, personificada en su trío de ases, a saber: Cuerpos invadidos, Pacto de amor y este Almuerzo desnudo.
Se trata de una de las obras mayores de Cronenberg. Un viaje sin retorno hacia la imaginación que pone a prueba la propia salud mental del espectador. Sólo Cronenberg podía haber convertido en película una novela tan surrealista y psicótica como el libro de Burroughs, que resulta útil conocer antes de ver el film para apreciarlo mejor. Cronenberg no consigue solamente adentrar a su público en el particular y perverso universo de Burroughs, sino también en el suyo propio.
El protagonista William Lee, alter ego del propio escritor en sus novelas, es interpretado por Peter Weller de forma inquietante y desesperanzadora. Un personaje triste cargado de sentimiento de culpa, se resiste a aceptar su condición homosexual, al igual que pudo ocurrir con Burroughs. El doble papel de Judy Davis como mujer de William Lee consigue transmitir la esencia de todo el ambiente que se construye durante la película.
La estructura argumental está expuesta de un modo abrupto, la ambientación está presentada del mismo modo, la iluminación de Peter Suschitzky. Que se mueve dentro de unas gamas cromáticas arenosas que predominan durante toda la película, matiza muy bien el estilo visual de Cronenberg. La banda sonora, que funciona como una descontrolada jam session de jazz, bien integrada y muy acorde con el movimiento de la generación beat, consigue recrear el sentimiento interior de Burroughs. El compositor Howard Shore será más conocido por la banda sonora de El señor de los anillos con la que ganó dos Oscar, pero es habitual colaborador de David Cronenberg y responsable en cierto modo de la creación del estilo característico del cineasta. Se trata de Cronenberg, claro: ya se sabe que se lo ama o se lo odia.

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