Premiada en la Berlinale y en el Festival Visions du Réel del año 2010, la película muestra la vida de los habitantes de la franja de Gaza durante y después de los bombardeos israelíes de finales de 2008 y principios de 2009. Ya no hay tren fantasma en el parque de atracciones de Gaza, pero todo el lugar parece haberse convertido en un territorio fantasmagórico. Sin embargo, como la propia naturaleza entre las ruinas, la vida sigue adelante y observamos casi maravillados el brillo del sol y el juego de los niños. Y es que, poética, surrealista a veces, Aisheen es en esencia un tributo a la vida.