Después de hacer un ligero desvío hacia la ficción en 2018, Susana Nobre vuelve a su vocación documental en esta nueva película cuya principal fuerza deriva de la poderosa presencia de su protagonista Joaquim Veríssimo Calçada, un trabajador cualificado que ha desarrollado una carrera ecléctica en su país y en el extranjero. A sus 63 años, la jubilación está cerca, pero las fuerzas económicas han tomado realmente esta decisión en su nombre. Tras ser despedido de OGMA, la empresa aeroespacial donde trabajaba como ingeniero, su único sustento depende de seguir las indignidades del sistema de jubilaciones del país. El arranque sigue el esfuerzo de Joaquim como demandante de empleo en su rastro de papeles, con los sellos firmados de los empresarios a los que visita de forma especulativa siendo lo único que garantiza sus beneficios.
Esa odisea que implica largos viajes en coche dispara un mecanismo de recuerdo y nostalgia. La directora Nobre y su personaje desvelan la historia de su vida, reproducida en una voz en off tipo película de ensayo y en medio de varias secuencias de flashback estilizadas. Así sabemos que Joaquim vivió en Estados Unidos en la flor de su vida laboral, trabajando principalmente como taxista en Nueva York y luego como conductor de limusinas sirviendo a algunas celebridades y gente del mundo de las finanzas. Hay apuntes sobre los ciclos de auge y caída de las finanzas y se contrasta la imagen económica de Estados Unidos con el Portugal del siglo XXI, dominado por la austeridad. También, Nobre muestra cómo una vida como la de Joaquim puede trascender y beneficiarse de dos culturas nacionales sumamente divergentes, apuntaladas por la propia emergencia de Portugal tras la dictadura de Salazar.
Para llegar a la conclusión de que el personaje ha vivido “una vida maravillosa”, la película apela a recursos formales que van del cine de Chantal Akerman a Scorsese, los programas policiales de los 70 y la obsesión de Kaurismäki por la cultura popular de mediados de siglo. Tras ese bombardeo casi experimental hay empero un núcleo duro y transparente: una trayectoria humana que tiene capacidad de subyugar.
Guy Lodge en Variety ha definido al film como "una docuficción en la que se encajan bastante inteligentemente las líneas borrosas de la narrativa de su propio protagonista con cada giro formal" . El argentino Diego Lerer, de Otros Cines, afirma a su vez que se trata de "un retrato sensible, nostálgico y noble sobre un antihéroe que sobrelleva con mucha dignidad sus últimos tiempos como trabajador, mientras recuerda aspectos de una vida dura y llena de vaivenes”.