Cine mudo con piano en vivo

14 de septiembre del 2022

Una función especial de este clásico ineludible del cine expresionista en la Sala Verdi. Y será especial, además, porque la película será exhibida con Andrés Bedó al piano. Este compositor que tocó junto a músicos uruguayos como Eduardo Mateo, Leo Maslíah, Jaime Roos y Dino y extranjeros como Kepa Junquera, Ismael Serrano y Pedro Guerra, le pondrá la banda de sonido al evento.
La cita será el próximo viernes 30 de septiembre a las 21 horas. Las entradas están ya a la venta en tickantel y en la boletería de Sala Verdi a $330. Los socios de Cinemateca que compren su entrada en la boletería de la sala tienen 2x1 (deben presentar su tarjeta de socio).


El gabinete del Doctor Caligari (Das Cabinet des Dr. Caligari).


Alemania 1920. Dir: Robert Wiene. Guión: Carl Mayer, Hans Janowitz. Fotografía: Willy Hameister. Decorados: Herman Warm, Walter Reinman y Walter Röhrig. Producción: Decla Film. Elenco: Werner Krauss, Conrad Veidt, Friedrich Feher, Lil Dagover, Rudolf Klein-Rogge, Hans Heinrich von Twardowski. 77 min.
La intención original de los guionistas de El gabinete del doctor Caligari, el poeta checo Hans Janowitz y el alemán Carl Mayer, era establecer una parábola condenatoria de la conducta del estado alemán durante lo que todavía no se llamaba Primera Guerra Mundial sino la Gran Guerra (porque la Segunda aún no había ocurrido). Esa idea inicial proponía un paralelo entre el sonámbulo Cesare y el pueblo alemán, inducido en trance hipnótico a cometer atrocidades por el siniestro Caligari (el gobierno del Kaiser).
En manos del director Robert Wiene, esa idea padeció algunos tropiezos. El más grave fue el agregado de dos escenas que alteraron seriamente el sentido del relato, convirtiéndolo en la narración imaginaria a cargo de un loco que confunde al bondadoso director de manicomio con el temible doctor del título. De esa manera quedó totalmente desarticulado, pese a las protestas de los guionistas, el tono denunciatorio del guion, que al mismo tiempo adquirió una innecesaria justificación realista.
Es difícil discutir que en Caligari jugaron un papel capital los decoradores y figurinistas Herman Warm, Walter Reinman y Walter Röhrig, miembros del Grupo Sturm de Berlín, que impulsaba la estética expresionista y que crearon para Caligari un mundo plástico dislocado, con chimeneas oblicuas, ventanas en forma de flechas y formas desquiciadas, a veces con reminiscencias cubistas, que más que unos sentidos decorativos tenían un significado dramático-psicológico, impregnado de amenaza. Ha podido señalarse que también el azar jugó una baza en el resultado final. La limitación del cupo eléctrico del estudio obligó a pintar luces y sombras en los decorados, una idea en principio absurda que demostró funcionar estupendamente.
De todos modos, si se le quiere mostrar a alguien qué es una película expresionista, El gabinete del doctor Caligari constituye el ejemplo arquetípico: decorados semicubistas pintados con perspectivas falsas que se interrumpen bruscamente, líneas oblicuas, arquitectura esquematizada y distorsionada, importancia escénica de la calle y de los lugares cerrados, poder maléfico de los objetos. El elemento plástico subraya, sugiere y simboliza los estados de ánimo de los personajes. Las casas inclinadas, las ramas angulares de los árboles y las chimeneas estiradas refuerzan la desesperada fuga de Cesare (interpretado por Conrad Veidt, futuro villano de Casablanca), que huye por los tejados llevando el cuerpo inerte de la mujer a la que ama, en una secuencia icónica que el cine reiterará decenas de veces cada vez que retome el tema de la Bella y la Bestia.
El manejo de luces y sombras acentúa esa estética. Cuando se descubre el asesinato del funcionario municipal, en un cuarto oscuro iluminado por una única mancha blanca, no se ve ningún cuerpo, solamente las siluetas de los agentes de policía en la penumbra. Los maquillajes exagerados y los trajes estrambóticos (el doctor con su capa, el sonámbulo con sus mallas negras, los grandes sombreros que prolongan y repiten las líneas del decorado) contribuyen a que los personajes formen parte de ese mundo onírico e irreal. “Cuando Cesare se desplazaba a lo largo de una pared”, escribe Krakauer en su libro fundamental, “era como si ésta lo hubiera exudado”. Los franceses acuñaron la palabra “caligarismo” para saludar a las obras del cine alemán afiliadas a la nueva estética.

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