Lars von Trier

Lars von Trier

Hay que empezar advirtiendo que el “von” de su apellido es la primera de sus simulaciones, un agregado apócrifo que al igual que los de Erich von Stroheim y Josef von Sternberg -también falsos-, pretende adjudicarle a su portador un mayor lustre y una imaginaria prosapia aristocrática. Nacido en Dinamarca, graduado en la Academia Danesa de Cine en 1983, Lars ganó una primera fama internacional con la trilogía integrada por El elemento del crimen (1984), Epidemic (1987) y Europa (1991), y fundó la empresa productora Zentropa Entertainment con Peter A. Jensen. También trabajó en televisión, con un particular logro en la miniserie terrorífica El reino, que conoció una secuela y una posterior “norteamericanización” a cargo de Stephen King (Kingdom Hospital) de la que también fue productor ejecutivo.

En el otoño boreal de 1995, von Trier y Thomas Vinterberg adquirieron una particular notoriedad al dar a conocer un manifiesto que establecía una serie de estipulaciones restrictivas denominada “voto de castidad”, que pretendía establecer lo que podía o no hacerse para rodar una película. Allí se proclamaba la intención de contrarrestar ciertas tendencias del cine actual, y se afirmaban cosas como estas: “¡Dogma es una acción de rescate! En 1960 fue suficiente. El cine estaba muerto y podía ser resucitado. ¡La meta era la correcta pero los medios no! La nueva ola probó ser una olita que solamente llegó a la costa y se hizo barro. Eslóganes de individualismo y libertad crearon obras por un tiempo, pero no cambios; por lo tanto, el cine antiburgués se aburguesó, porque sus teorías pertenecían a una concepción burguesa del arte. El concepto del llamado cine de autor fue puro romanticismo burgués, y por ende falso… Hay una tormenta tecnológica que está democratizando el cine. Por primera vez cualquiera puede hacer películas. Y cuanto más importante es el medio más importante es la vanguardia”.

A continuación, los dos cineastas daneses proclamaron un Decálogo que establecía, entre otras cosas, que se debía rodar cámara en mano, en colores pero sin ningún tipo de filtro o efecto, con luz natural, sin música incidental ni alteraciones temporales. Se prohibía el cine “de géneros” y el nombre del director no debía aparecer en los créditos. Algunos entendieron el Dogma como una reacción contra lo que se ha denominado “la falsedad” del cine convencional, prohibiendo todo lo que parezca construir algo distinto a la realidad: decorados, filtros, iluminación artificial, trípode, blanco y negro, efectos especiales, postproducción de sonido. Por supuesto, las tres cuartas partes de sus postulados son un capricho, y si hubiera que tomarlos al pie de la letra habría que suprimir de la historia del cine todas las películas que han apelado a recursos de género (Ford, Hitchcock, Chabrol, Wilder), que han reconstruido con esmero el pasado (Visconti, Renoir), o que simplemente han filmado en blanco y negro (casi todo Chaplin, la mitad de Bergman), incluyendo el trabajo del propio von Trier que ha apelado a lo fantástico (El reino), el melodrama (Contra viento y marea) o el musical (Bailarina en la oscuridad). ¿Y por qué se prohíbe casi todo pero se admite el montaje, el recurso manipulador por excelencia del cine? Hay que concluir que Dogma y Decálogo son menos un manifiesto que su deliberada parodia.

De hecho, hasta puede pensarse incluso que el Dogma nunca fue realmente una estética sino más bien una “poética”, la expresión de las búsquedas y la voluntad expresiva de von Trier, que tenía en la cabeza Los idiotas cuando se puso a escribir el dichoso manifiesto. Con Dogma o sin él, von Trier es claramente un cineasta con vocación por lo experimental, capaz de encerrar toda una historia compleja en un único decorado sin escenografía convencional (Dogville), o de utilizar los recursos del musical para romper las estructuras de otro género, el melodrama, en Bailarina en la oscuridad. También ha seguido siendo un provocador en películas como Anticristo, o en la posterior Melancolía. Algunas de esas provocaciones están en este ciclo, inevitablemente parcial.

Europa / Una carrera contra el tiempo

DIR: Lars von Trier / 111 min.

Dinamarca, Francia, Alemania, Suecia 1990.

Contra viento y marea

DIR: Lars von Trier / 158 min.

Dinamarca, Suecia, Finlandia, Francia, Noruega, Holanda 1998.

Los Idiotas

DIR: Lars von Trier / 116 min.

Dinamarca 1998.

Bailarina en la oscuridad

DIR: Lars von Trier / 140 min.

Dinamarca, Suecia, Noruega, Holanda, Finlandia, Reino Unido, Estados Unidos 2000.

Dogville

DIR: Lars von Trier / 177 min.

Dinamarca, Suecia, Reino Unido, Francia, Alemania 2003.

Melancolia

DIR: Lars von Trier / 136 min.

Dinamarca, Alemania, Suecia 2011.

Otros Ciclos

Esperando a Paul Thomas Anderson

Mientras se escriben estas líneas es inminente el estreno de Una batalla tras otra, la más reciente película del director norteamericano Paul Thomas Anderson, basada en la novela Vineland de Thomas Pynchon, y protagonizada por Leonardo DiCaprio, en la que también actúan Sean Penn, Benicio del Toro, Regina Hall, Teyana Taylor, Chase Infiniti, Wood Harris y Alana Haim.
Existen pocas dudas de que ...

Ver más

Memorias travestis

El próximo 18 de setiembre a las 19 30 horas se estrena este documental sobre la discriminación y persecución estatal que enfrentó la población travesti bajo la dictadura y los primeros años de democracia en Uruguay. Además, el film aborda los inicios del activismo travesti en Montevideo y el impacto de la inclusión en la ley Integral Trans de una reparación histórica para las víctimas de estas...

Ver más

Costa Rica en pantalla

Del 19 al 21 de setiembre, la Cinemateca Uruguaya será sede de la muestra “Costa Rica en pantalla”, un ciclo que reúne seis producciones contemporáneas de Costa Rica.
Organizada por la Embajada de Costa Rica en Uruguay, en colaboración con PROCOMER, la Comisión Fílmica de Costa Rica y con el valioso apoyo de la Embajada de Chile en Uruguay, esta iniciativa forma parte de la estrategia “Costa Ri...

Ver más

Hannah Arendt, a 50 años de su muerte

Este 2025 se cumplen 50 años de la muerte de la filósofa y pensadora política Hannah Arendt (1906–1975). En todo el mundo, el Goethe-Institut está impulsando actividades para revisitar su obra y abrir conversaciones en torno a la democracia.
En Uruguay, la propuesta lleva por título “¿Cómo cuidar la democracia? Proyecto Hannah Arendt”, un ciclo que combina presentaciones, cine y talleres, y que...

Ver más

Dos novelas centenarias

No son las dos únicas grandes novelas publicadas en 1925, pero, sin lugar a dudas son las más importantes.
Se ha dicho que es difícil que un gran libro sea llevado exitosamente a la pantalla y también al revés: que las grandes películas están a menudo basadas en novelas mediocres. Estas dos adaptaciones, tienen, sin embargo, mérito suficiente para sostener con honores una revisión en los cien a...

Ver más