Mientras se escriben estas líneas es inminente el estreno de Una batalla tras otra, la más reciente película del director norteamericano Paul Thomas Anderson, basada en la novela Vineland de Thomas Pynchon, y protagonizada por Leonardo DiCaprio, en la que también actúan Sean Penn, Benicio del Toro, Regina Hall, Teyana Taylor, Chase Infiniti, Wood Harris y Alana Haim.
Existen pocas dudas de que Anderson, nacido el 26 de junio de 1970 en Studio City, California, es uno de los cineastas más interesantes en medio del alicaído panorama del cine estadounidense de las últimas décadas, poseedor de su estilo visual distintivo y narrativas complejas y emotivas, cuya filmografía incluye obras aclamadas como Boogie Nights (1997), Magnolia (1999), Embriagado de amor (2002), Petróleo sangriento (2007), The Master (2012), El hilo fantasma (2017), Licorice Pizza (2021), y alguna otra.
Anderson parece ser también un cinéfilo atento, según permite constatarlo sus referencia al cine que lo ha influido al momento de pensar su nueva película (o, al menos, los films que tuvo presentes al momento de filmarla). Este ciclo demuestra que el hombre tiene un criterio amplio, ecléctico y que sabe apreciar lo bueno.