Tras la muerte de su madre, las hermanas Nora y Agnes se reencuentran con su distanciado padre, Gustav Borg, un veterano director de cine de renombre, que le ofrece a su hija Nora, actriz de teatro, un papel en su próxima película. Nora lo rechaza y pronto descubre que le ha dado ese papel a una joven y entusiasta estrella de Hollywood. De repente, las dos hermanas deben sortear su complicada relación con su padre y lidiar con una actriz estadounidense que se encuentra en medio de su compleja dinámica familiar.

Se ha querido ver ecos del cine de Ingmar Bergman en esta pelicularesdirector Joachim Trier. Sin embargo, Trier esquiva el misticismo que empapa toda una zona de la obra de Bergman para centrarse en un retrato actual y doloroso de una familia fracturada. De todos modos, la película incorpora guiños constantes a la vida del propio Bergman a través de la figura de su protagonista, interpretado por Stellan Skarsgård, ese cineasta que antepone la creación artística al cuidado de sus hijos. Su hija Nora, encarnada por Renate Reinsve, le reprocha ese abandono y cuestiona la ética de tener descendencia cuando la vocación artística lo consume todo.

Y si se quiere seguir buscando referencias cinematográficas, hay también elementos del cine de Woody Allen en Valor sentimental (pensándolo bien, también Allen es a menudo un discípulo de Bergman, según lo demuestran Interiores, Comedia sexual en una noche de verano o La otra mujer). Particularmente como en Interiores, lo cotidiano se convierte en contenedor de tensiones espirituales y humor irónico. Trier recrea esa casa que funciona como símbolo emocional, escenario íntimo donde se manifiestan y se erosionan los vínculos familiares. En ese espacio, los grandes dilemas humanos se observan con una distancia que, finalmente, los reduce a su verdadera dimensión. El cierre dela película subraya con sutileza esa mirada..

La película utiliza la casa familiar como un personaje más, que evoca su propia historia y el pasado de sus habitantes, para explorar la arquitectura y las herencias familiares y cómo los personajes trascienden sus propios guiones de vida. El vínculo entre las hermanas se convierte en su mayor refugio y fuerza frente a las heridas emocionales y los asuntos pendientes del pasado..

Pero, por sobre todas las cosas Trier logra algo realmente difícil: que el espectador anticipe el impacto emocional no por su carácter predecible, sino porque conoce y entiende a los personajes. Existen momentos de una verdad aplastante donde la película golpea directamente al espectador sin necesidad de sensacionalismos baratos. El director apuesta a la sobriedad visual en una película que realmente la pide; se aleja de la grandilocuencia para abrazar una frialdad calculada que refleja la distancia entre padre e hija. Aun así, dentro de esa contención, encuentra huecos para un expresionismo sutil, pero útil, que deja juegos de luces y sombras sumamente meritorios..

Stellan Skarsgård aporta otro brillante papel como ese director de cine que hace muchos años que no filma, y como en casi toda película nórdica cuenta con la complicidad de un elenco talentoso: también Renate Reinsve, Elle Fanning e Inga IbsdotterLilleaas exhiben méritos propios. El film se llevó el Gran Premiodel Jurado en el último festival de Cannes.