No menos de 3 hombres y 40 animales fueron encontrados muertos en las playas bretonas. La identidad del asesino es un secreto a voces: algas verdes. Inès Léraud era todavía una joven periodista cuando, impulsada por una conciencia ecológica, decidió ir a Bretaña para investigar este fenómeno. A través de sus encuentros con denunciantes, científicos, agricultores y políticos, dilucidó, no sin dificultad, medio siglo de silencio: muestras que desaparecen en los laboratorios, cuerpos enterrados sin autopsia, juegos de influencia, presiones.
La película adapta el comic Les algues vertes, l’histoire interdite de Inés Léraud y Pierre Van Hove, gran éxito de librería en 2019, que vendió más de 145.000 ejemplares y fue traducido a diversas lenguas. Más allá de sus indudables méritos cinematográficos, la película de Jolivet es, por su rigor documental, una bomba ecológica y política contra la industria agroalimentaria, cuando el poder gobierno francés acusa de “ecoterroristas” a los ecologistas que luchan por la defensa del medio ambiente.
El guión, fiel al cómic, se centra en el trabajo de investigación desarrollado durante siete años por la periodista Léraud en Bretaña, en donde todavía hoy reina la ley del silencio en torno a un conocido escándalo: las algas verdes provocadas por los residuos de la industria agroalimentaria, contaminan las costas bretonas al descomponerse. La emanación de sulfuro de hidrógeno constituye un gas mortal responsable hasta hoy de la muerte de varias personas y de cuarenta animales en esa región, en la bahía de Saint-Brieuc (Côtés d’Armor).
Pero la ficción construida por Jolivet y su coguionista, la propia Inés Léraud, desarrolla al mismo tiempo un retrato de mujer: esa periodista de investigación (interpretada con brío por Celine Sallette) doblemente transgresiva en esa Bretaña profunda en donde se instala con su compañera sentimental Judith (la actriz Nina Meurisse). La tensión y las amenazas sufridas por la periodista y por los “lanzadores de alertas” se entrelazan en la ficción con la crisis personal de la protagonista al verse abandonada por su propio redactor jefe bajo la presión del poder político.
El rodaje se hizo en las costas de Bretaña (principalmente en los Côtes-d’Armor), pero fue complicado: muchas municipalidades y miembros de la agro-industria se negaron a colaborar, y prohibieron filmar en ciertos lugares, por lo que la película fue rodada en su mayoría con cámara al hombro. A pesar de las trabas, la película obtuvo apoyo regional (aunque con vacilaciones) para su financiamiento, y ha generado un saludable debate posterior a su estreno.
Pierre Jolivet es un director, actor y guionista francés, con una preferencia por un cine íntimo, con interpretaciones humildes de las cuales desbordan la emoción. También es un cine de convicción. Inteligente aprendiz del cine popular, se dedica a la creación de una obra sincera y humanista, tomando incansablemente el pulso de la sociedad. Jolivet cambia de género con cada nueva película, pero se mantiene fiel a sus temas. En cualquier caso, Pierre Jolivet parece haber encontrado su nicho en el género del cine social. A partir de entonces, realizó con regularidad películas que oscilaban entre la comedia, el drama y el comentario social.