Japón, 1994
Dirección: Isao Takahata
Guión: Isao Takahata. Música: Chang Chang Typhoon. Producción: Hayao Miyazaki, para Studii Ghibli.
Duración: 119 minutos
Esta producción Ghibli mezcla fantasía y comedia con la denuncia medioambiental y las tradiciones culturales del viejo Japón contra la modernidad, todo ello reflejado a través de la lucha de unos mapaches metamorfos por conservar el lugar en el que habitan frente al avance urbanístico. Ante la inminente destrucción de un frondoso bosque cercano a una ciudad, cuyos dirigentes quieren construir en su lugar una urbanización, esos mapaches intentarán sabotear la operación para así conservar sus hogares.
De acuerdo al folclore japonés, estos animalitos son pícaros, traviesos y maestros de los disfraces. Y de esto se sirve el guión para mostrar todo tipo de situaciones rebosantes de imaginación dentro de una comunidad que se divierte, baila, pelea, debate y también lucha por mantener su lugar en el mundo. Partiendo de un planteamiento que supera toda lógica, el film circula por una puesta en escena desbordante, llena de una brillante y seductora imaginación. La descripción de los personajes resulta sorprendentemente matizada, profunda, contradictoria e irreverente. Los mutantes mapaches protagonistas se antojan entrañables. El director Takahata coloca al espectador en el punto de mira una manada de mapaches atormentados por la deforestación y destrucción de sus zonas para la construcción de complejos residenciales, a lo que, mediante las dotes que les ha otorgado la naturaleza, utilizarán su poder de mutación y su control de los elementos para crear una rebelión en la que agrupar a sus otros compatriotas para una contienda belicosa contra la raza humana.
La película funciona a varios niveles, siendo esta lucha el eje que mueve la historia, con un mensaje pro naturaleza. Cuestiona el comportamiento humano frente a la flora y fauna desde el punto de vista de los animales, mostrando al ser humano como un devorador de ecosistemas, y a las pobres criaturas quedando a merced de esta constante, sin otra salida que adaptarse y sobrevivir.
La película rebosa imaginación y fluidez, según es tradición en las producciones Ghibli. La mayor parte exhibe un tono cómico y despreocupado, pero también toca temas como la tragedia dentro de los conflictos sociales políticos que acarrean las guerras por un territorio. Su destinatario es, sobre todo, un público adolescente y adulto. Contiene escenas un poco impresionantes para los más chicos.