foto Una batalla tras otra

Una batalla tras otra

One Battle After Another

Estados Unidos, 2025

Dirección: Paul Thomas Anderson

Guion: Paul Thomas Anderson, sobre novela de Thomas Pynchon. Fotografía: Paul Thomas Anderson, Michael Bauman. Música: Jonny Greenwood. Producción: Warner Bros, Ghoulardi Film Company. Elenco: Leonardo DiCaprio, Sean Penn, Benicio del Toro, Teyana Taylor, Chase Infiniti, Alana Haim, Wood Harris.

Duración: 161 minutos

La nueva película de Paul Thomas Anderson está ambientada en unos Estados Unidos que se han convertido en un estado policial fascista: un lugar donde los inmigrantes son acorralados en masa y colocados en centros de detención, donde la policía y el ejército se han fusionado en una fuerza autoritaria implacable, donde una camarilla oculta de nacionalistas cristianos planea el futuro desde las sombras, y donde un grupo de guerrilleros revolucionarios harapientos intenta perturbar el régimen mediante bombardeos aleatorios y robos a bancos. El material proviene de Vineland, novela de Thomas Pynchon escrita en 1990 y que quiso reflejar los años de Reagan. El director Anderson filmo su película antes de que Donald Trump asumiera la presidencia. Y sin embargo, cualquier parecido con algunas realidades actuales no es coincidencia.
Un aspecto estimulante de la película es que demuestra que, a pesar de todo, hay una franja del cine norteamericano que, como siempre, quiere defender su mejor tradición. En un ciclo por aquí cerca se han mostrado algunas proclamadas preferencias de Anderson como cinéfilo, que incluyen un cine radical de izquierda (Al filo del vacío de Lumet), el humor y las persecuciones (Fuga en la medianoche, Contacto en Francia), la crónica de una revolución (La batalla de Argelia) y el racismo como problema (es demasiado tonto simplificar Más corazón que odio de John Ford como “una película racista” aunque su protagonista lo sea).
Lo sorprendente en Anderson es que logre tratar temas serios sin ser didáctico ni solemne, sin perder el pulso narrativo ni la humanidad de sus personajes. Sean Penn es un actor demasiado bueno y está demasiado bien dirigido como para hacer de su militar racista una caricatura, y sus revolucionarios, con DiCaprio a la cabeza, son en definitiva una beneméritos inútiles pero la película no pierde totalmente la fe en ellos.
Entre bromas y veras, la película construye una imagen inquietantemente creíble de unos Estados Unidos cercanos donde una derecha estúpida intenta hacer retroceder cincuenta años el reloj de la historia, y una izquierda no menos estúpida celebra la violencia política. En ese sentido, la pregunta que lanza sobre su espectador es igualmente inquietante: ¿es este el rumbo que está tomando Estados Unidos? La película no es solo una especulación cinematográfica metafórica abstracta; está diseñada para verse y sentirse un poco adelantada a la situación actual.
La película incursiona en varios géneros: drama, comedia, thriller, alegoría, sátira, tragedia sociopolítica. Está salpicada de enormes primeros planos, que conectan con los actores con una intimidad que no cesa. Y Anderson aplica un estilo visual que cautiva por su fluidez, con imágenes profusamente detalladas. Cada plano crea un impulso estimulante que también atrapa emocionalmente.
Anderson sabe que la cualidad que libera a DiCaprio es la comedia, y al interpretar a su personaje como un drogadicto desconcertado por su pérdida de fe, lo humaniza y consigue una gran actuación. En uno de sus mejores momentos llama a lo que queda de la resistencia rebelde y no recuerda la respuesta en clave. Se puede sentir cómo su creciente frustración por las críticas al cuartel general rebelde refleja la percepción del cineasta de todo lo que ha salido mal en la cultura burocrática liberal. En ese y otros momentos la película resulta sorprendentemente adulta y sorprendentemente actual.
Un ejemplo entre varios: la “transgresión” del personaje de Penn, que resulta en una hija mestiza, remonta a la mezcla oculta de razas que existió en la fundación de Estados Unidos: es decir, la violación de mujeres esclavizadas por parte de los esclavistas. La película sugiere que el actual movimiento nacionalista blanco es, en el fondo, un intento de separar a las personas blancas y negras como una forma primaria de fingir que todo eso nunca sucedió. Y que esta negación es nada menos que la fantasía clave que impulsa a la nueva derecha alternativa estadounidense. DiCaprio deja la revolución en el olvido para rescatar a esa mestiza, pero la película dice que lo que está haciendo es la verdadera revolución: encontrar una familia que lucha por mantener unidos a los negros y a los blancos, mantener viva la esperanza frente a un régimen que emplea la represión de la esperanza como táctica dominante. La película dice que de esta revuelta de lo cotidiano surgirá una revolución mayor. No todo Hollywood consiste en películas de superhéroes.

Horarios

jueves 25 de septiembre
19:00
viernes 26 de septiembre
19:00
sábado 27 de septiembre
20:25
domingo 28 de septiembre
20:30
lunes 29 de septiembre
19:00
martes 30 de septiembre
19:00
miércoles 1 de octubre
19:00